Pablo VI habla del dolor por la división de la Iglesia

El «sufrimiento por toda división, todo desobediente particularismo, todo cisma y toda herejía o apostasía, por toda disolución anárquica, que reniega aquella unidad por la que Cristo sufrió en la Cruz». Así se manifestó ayer el Papa Pablo VI ante miles de fieles reunidos en el aula de audiencias del Vaticano. Estas palabras son consideradas como una nueva referencia al comportamiento del obispo disidente francés monseñor Marcel Lefébvre.

El Santo Padre hizo una exaltación de la unidad de la Iglesia y en la Iglesia, que induce a pensar en el origen de que procede, porque «vinculados como estamos en el único cuerpo de Cristo, hemos de sentir la necesidad de la unidad de todos».

« Sentiréis nacer en vosotros mismos -señaló el Papa- la nostalgia de la unidad de la Iglesia; el ecumenismo, por ejemplo, impaciente por recomponerse en la paz de una única fe, bajo la guía de un solo pastor.»

Esta unidad es una «propiedad inherente a la naturaleza de la Iglesia» -explicó Pablo VI-, pero «también un signo visible, que manifiesta el esplendor interno de la misma Iglesía».

Así, esta «grande y misteriosa institución que 6 la lglesia», se resume para el Pontífice en la definición de «Iglesía, Una, Santa, Católica y Apostólica».

Porque «la primera divina que genera la Iglesia es la de la comunidad o, más bien aún, la de la unidad», de forma que se trata de una «comunidad compacta y orgánica, como un edificio bien construido».

Para asistir a la audiencia general de los miércoles, el papa Pablo VI ha dejado su residencia veraniega de Castelgandolfo, a donde se había trasladado hace unos días.