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Aprobado el plan de reforma agraria del Gobierno portugués

Los socialdemócratas portugueses han operado un repentino cambio de alianzas, abandonando la Convergencia Democrática formada hace poco más de un mes con el Centro Democrático Social (CDS, derecha), a favor de un acuerdo de consultas regulares con los socialistas.

Esta es la consecuencia política más inmediata de la votación de ayer en el Parlamento sobre el provecto de reforma agraria presentado por el actual ministro de Agricultura, Antonio Barreto. Socialistas y socialdemócratas le dieron al Gobierno 166 votos. Han votado en contra del plan los comunistas, los «centristas» y los dos disidentes del PS, a los que se han unido tres «rebeldes» encabezados por el ex ministro de Agricultura Lopes Cardoso y el diputado único de la UDP (ultraizquierda).El interés va a centrarse ahora. a nivel económico y social en la aplicación del nuevo texto

El viceprimer ministro, Henrique de Barros. pudo afirmar con cierto fundamento en la última sesión, que la nueva ley no altera «cualitativamente» el modelo de desarrollo agrícola que se desprende de la aplicación rigurosa de la legislación, en vigor hasta ahora. De ahí la oposición de CDS y de la Asociación Patronal de los Agricultores (CAP).

Pero el aspecto más preocupante sobre el plano social es la insistencia sobre la «racionalización del empleo» en el campo. Para los tecnócratas socialistas Y socialdemócratas el principal problema de la agricultura portuguesa es elexceso de mano de obra en el sector (cerca del 30% de la población activa vive directa o indirectamente de las actividades agrícolas). La "ley de Barreto» anuncia drásticas medidas para acabar con el «paro encubierto» en la zona de reforma agraria.

Si se recuerda que el paro es actualmente el problema más acuciante de la vida laboral portuguesa, se puede fácilmente prever el excelente terna de batalla que los despidos de trabajadores rurales así facilitados van a significar para los comunistas y los sindicatos, que ya han anticipado que harán todo lo posible para oponerse al «retorno del paro y del hambre».

Mario Soares pensaba seguramente en esto cuando pidió a los militantes de su partido que se preparasen para un «verano caliente» en el terreno laboral.

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