El público vibró con el arte de Galindo
Plaza de Carabanchel. Presentación de la escuela taurina. -Novillos de José Luis Lozano, nobles. Juan Carlos Arranz: Dos orejas. José Luis Ramón: Oreja.Fernando Galindo: Dos orejas, petición de rabo y dos vueltas. Chavalillo del Barrio: Oreja. Juan Antonio Ruiz: Oreja. Fernando Lechuga: Oreja
,Una gran faena de Fernando Galindo, el toreo sobrio e inteligente de Arranz, el temple y gusto de José Luis Ramón, unas verónicas de Ruiz, el garbo de Lechuga, y el asombroso valor del Chavalillo. Este fue el brillante resultado de la presentación de la Real Escuela Taurina en Carabanchel.
El público ha vibrado con la faena de Galindo como hace mucho tiempo que no se veía, el arte del muchacho transmitía emoción a los tendidos, cuando el asombro dejaba, se paladeaba cada instante de una faena bellísima, de artista consumado. Toreó muy bien a la verónica, y se lució en un precioso quite por faroles. Comenzó la faena con la muleta plegada, y la abrió en un pase de pecho hondo en el que el novillo salió por el hombro contrario. En los medios, dos series de derechazos lentos, todo muy ligado, y el remate con el de pecho, tres naturales de clamor, pierna contraria adelantada, y «un afarolado como remate inspirado, otra serie de naturales, no tan bueno, y un muletazo por bajo torerísimo, acaba de estocada contraria. La vuelta con las orejas es de apoteosis.
Muy bien Arranz, torero sobrio, fácil e inteligente, sorprende por su buen oficio. Toreo muy bien al natural, molinetes de rodillas con la mano izquierda, trincherazos, todo llevaba el sello de la calidad; le vemos además muy seguro con la espada.
José Luis Ramón está en el camino de ser un magnífico banderillero, levanta bien los brazos, cuadra en la cara y sale de la suerte andando, mejor con la muleta que con el capote, torea con temple y gusto, muy elegante, hubo buenos derechazos, pero no se acopló con la zurda. Chavalillo del Barrio, con un valor espartano, carece de oficio y le cogen mucho los novillos, tiene personalidad y llega al público; cuando tenga más oficio puede ser un torero interesante en la línea del toreo tremendista que siempre ha habido.
Magníficamente toreó a la verónica Juan Antonio. Ruiz, manos bajas y ganando terreno en cada lance. Luego no se acopló con la muleta en un trasteo voluntarioso, mejor con la diestra.
Lechuga estuvo pinturero, pero no termina de centrarse, se empeña por todos los medios en repetir aquel trasteo de Las Ventas con el que alcanzó un sonado triunfo, y no se da cuenta que cada toro tiene su lidia Y hay que darle la adecuada.
Babelia
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