España necesita una seria corrección en su política económica
El informe de la OCDE sobre la economía española aparece este año con una rara oportunidad, en unas fechas que son una auténtica cresta divisoria de la historia de España. El documento viene a cerrar con sus comentarios una fase pasada de la evolución económica y a abrir con sus sugestiones una etapa futura, que, a pesar de las dificultades actuales, hay que mirar con esperanza.
Así fue el año 1976
Para los expertos de París, la economía española ha iniciado en la última parte del año pasado una fase de vigorosa recuperación. Esta expansión no ha resuelto, sin embargo, ninguno de los graves problemas de desequilibrio que afligen a la economía. El Producto Nacional Bruto habrá crecido un 1,9% (contra 0,7% en 1975), pero el nivel de desempleo ha llegado a un máximo al acabar el año, y los precios han experimentado una aceleración del ritmo ya excesivo del año anterior. El déficit de la balanza corriente ha alcanzado los 4.250 millones de dólares, y es el más alto registrado hasta ahora.Durante 1976 la política de regulación de la demanda ha sido moderadamente moderada, si se tiene en cuenta que la evolución de los precios ha dado como resultante una política monetaria sólo muy discretamente tolerante, a pesar de la impresión de celeridad que pudieran dar los ritmos nominales de expansión de las variables monetarias. Siempre según el informe, la política presupuestaria fue algo más estimulante en la primera parte del año, para luego invertir su comportamiento y, al contrario, la política monetaria fue algo más desahogada en la segunda parte y más restrictiva en la primera.
Lo que pasa ahora
Naturalmente, la parte más interesante del informe es la que se ocupa de la situación actual y de las perspectivas inmediatas Hasta la fecha de cierre del documento, que no ha podido recoger ya datos de mayo, la actividad seguía una línea creciente, que debería ceder en el futuro. Dice así: «La recuperación registrada en el segundo semestre de 1976 debería continuar en el primer semestre de 1977 y desacelerarse a continuación, esencialmente como efecto del debilitamiento de la demanda interna, provocado por el mantenimiento de la política económica actual» (página 29).El informe prevé, para el año corriente. un avance del PNB del 2,3%, algo mayor que el de 1976. pero muy inferior todavía al ritmo de potencial real de la economía. En el lado de la demanda. el motor más enérgico seguirán siendo las exportaciones de bienes y servicios, que pueden crecer un 8% en términos reales. El consumo privado aumentaría muy poco (1,5%) y el progreso de la inversión sería nulo. Los resultados de este cuadro ofrecerían una aceleración de la tasa de inflación -el coste de la vida se situaría a un 21,5%- y una reducción del déficit por cuenta corriente de unos quinientos millones de dólares. Pero el nivel de empleo no mejoraría.
La política económica
A pesar de que el informe, en su previsión, supone que no habrá cambios en la política económica vigente, la parte final del análisis se dedica a una discusión de las medidas de corto plazo que la situación actual parece exigir. Abrumados por una tasa de crecimiento no muy fuerte y por la persistencia de unos desequilibrios inabatibles, los economistas de la OCDE parecen inclinarse por una acción restrictiva sobre el ritmo de avance de la economía, que sería instrumentada por medio de una limitación del objetivo de crecimiento de la liquidez. Ello podría venir acompañado de una cierta acción compensadora del lado del gasto público. Una elevación y liberalización de los tipos de interés, un freno a la carrera de los costes y los precios, un mayor esfuerzo exportador, una flotación controlada de la peseta y una reducción progresiva y selectiva. del arancel serían algunas otras de las medidas que el informe recomienda, como aspectos complementarios de una línea básica de moderación en el crecimiento.
Qué se deduce de todo esto
Es bastante difícil no estar de acuerdo con este análisis lleno de sensatez y con unas conclusiones orientadas por un posibilismo mesurado. Este año, además, el informe parece como impregna do por un aire de comprensión que viene justificado por el complejo de circunstancias extra económicas que ha atravesado el país.Ahora, quizá habría sido preferible un informe en cierto modo menos completo, menos exhaustivo; quizá habría sido posible un informe más selectivo y preciso. El clima inflacionista que vivimos ha sido alimentado por las subidas incesantes de precios intervenidos y por un rebrote evidente del proteccionismo. Sin acciones de este tipo, el déficit exterior no habría sido mayor, dado el bajo ritmo de actividad, y en cambio las expectativas de alza de los precios habrían quedado seriamente tocadas.La política económica necesita, crear su propio campo de confianza y de credibilidad. En líneas generales. las políticas fiscal y monetaria no podían haber actuado más que como lo han hecho. Pero hay otras acciones que crean desconfianza dentro y fuera del país. Prueba de ello es que ahora mismo la balanza de pagos medida en base transacciones está mejorando. a la vez que la balanza de caja está empeorando. La gente está descontando una devaluación de la peseta, a la vez que nuestras exportaciones están creciendo al ritmo del 30% en cinco meses. Estas cosas son importantes.
En el terreno de la apreciación de los hechos, hoy se podría decir que el PNB crecerá este año más rápidamente de lo que piensa la OCDE. Pero se trata de una diferencia irrelevante porque luego hay que coincidir con el informe en que la evolución que presenta la economía española tiene que acabar siendo insostenible. Habrá, en efecto, que implantar una política correctora.
Estabilización
Esto nos sitúa ante el problema fundamental. Una estabilización, ¿para qué? En tres años, de 1975 a 1977, la economía habrá crecido en media en torno al 2% anual, esto es, a un ritmo tres veces menor que la media de la década pasada. Así no se ha podido impedir un crecimiento muy fuerte del desempleo. Pero tampoco se han resuelto los problemas de la inflación y del déficit exterior. Llevamos tres años de semidepresión y ya se ve que no podemos permitirnos el respiro de una breve expansión.No será suficiente una merapolítica de ajuste superficial. Una acción estabilizadora tendría que venir acompañada de soluciones de más fondo que deberían consistir en la eliminación de las trabas e intervenciones que ahora obstaculizan el funcionamiento de las fuerzas sanas de la economía.Buscando aquí y allá, se puede encontrar que, con más o menos matices, todo esto está dicho en el informe de la OCDE. Es una cuestión de énfasis lo que podría reprocharse. Este tipo de afirmaciones de la sabiduría convencional deberían ser dichas con más fuerza y convicción. En fin, 10 pasado, pasado, parece querer decir el informe. Y esta es una conclusión que, a pesar de todo, se puede aceptar. Ahora convendría no repetir en el futuro los errores de ayer.
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