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Credibilidad y negociación, claves de la estrategia del equipo económico del Gobierno

La estrategia del equipo económico del tercer Gobierno de la Monarquía comienza a perfilarse. Apoyado en la reforma administrativa que aprobó el anterior Gabinete, el plan de saneamiento económico arranca de un intento de lograr la credibilidad, como único medio de que la sociedad participe solidariamente en los ineludibles sacrificios. Tras el diagnóstico, la formulación de un plan se enfrenta con la presencia de las fuerzas políticas de oposición, lo que no deja más salida que la negociación, consciente el Poder, de que un conjunto de medidas impuestas puede generar una confrontación multilateral entre las fuerzas sociales, económicas y políticas.

La intervención del vicepresidente Fuentes Quintana, el viernes por la noche en RTVE, se inscribe dentro del marco de credibilidad que este Gobierno se ve precisado a recuperar, tras los desafortunados precedentes de pomposas declaraciones programáticas, que luego jamás desembocaban en acciones concretas. A lo sumo, unas pocas medidas coyunturales, a modo de parches, que sólo pretendían obviar los graves problemas concretos, persistentes desde los años desarrollistas en la década de los sesenta, y ocultar la grave incidencia de la crisis de 1973. Comparecer para explicar al país la medida exacta de la crisis, fue la filosofía aplicada. Además, dos elementos -igualmente novedosos e importantes- completaron la aparición del nuevo responsable de los destinos económicos: solicitud de sacrificio y oferta de negociación. La petición descansa en sí misma en la promesa formal de atacar los problemas, con criterios de justicia y equidad, especialmente en el sentido de salvaguardar los intereses de las clases menos favorecidas. Esto mismo, es importante para la oferta de negociación, unido al contundente «la Oposición forma parte del Poder», que equivale a sugerir un imprescindible reparto de responsabilidades.Los sucesivos nombramientos para cubrir el equipo económico se inscriben dentro del marco de la estrategia a desarrollar. Aunque discutida por sectores de la oposición -como es normal en un contexto democrático-, la conformación del equipo económico aparece equilibrada, destacando la no supervivencia de viejas caras en los puestos clave. Partiendo de la conjunción de Enrique Fuentes Quintana y Francisco Fernández Ordóñez, las diversas competencias aparecen claramente distribuidas con criterios de mayor funcionalidad para el Ejecutivo.

El equipo

El nuevo Ministerio de Economía recoge, además del papel director de la política a desarrollar, todas aqueIlas competencias del antiguo Ministerio de Hacienda, que exceden los aspectos fiscal y presupuestario. La política monetaria, con el Banco de España, y la financiera a través del control del crédito oficial y privado -con el Instituto de Crédito Oficial- se engloban en su órbita. Para la Subsecretaría. de Aspectos Generales se cuenta con Manuel Lagares y a la Secretaría de Estado, encargada de programación y planificación accede José Ramón Alvarez Rendueles, íntimo colaborador del vicepresidente en la Confederación de Caías de Ahorros, quien ya le propuso para la Secretaría General Técnica de Hacienda a Antonio Barrera.

En el Departamento de Hacienda, José Barea -ex director general de Presupuestos, dimitido en tiempos de Villar Mir-, se encargará del nuevo esquema presupuestario, en tanto que la política fiscal, uno de los aspectos vitales del programa a desarrollar, será dirigida directamente por Fernández Ordóñez, apoyado por alguno de sus correligionarios socialdemócratas. El subsecretario será Dionisio Martínez, compañero de bufete del ministro y coautor de alguno de sus libros. A la Secretaría General Técnica accederá el catedrático Antonio Santillana, del equipo del ministro y actualmente en el ICO.

En cuanto a los restantes Ministerios económicos, el subsecretario de Comercio será uno de los más significados técnicos comerciales, Carlos Bustelo, antiguo delegado español en el Fondo Monetario Internacional y actual ejecutivo de una importante empresa de obras públicas, Ferrovial. En Agricultura, Claudio Gandarias, antiguo director general de Producción Agraria, y muy vinculado al FORPPA, desempeñará la subsecretaría pasando a la presidencia de este último organismo Antonio Herrero, hasta ahora secretario general técnico. En cuanto al Departamento de Industria y Energía, su titular parece dispuesto a Imprimir un talante liberalizador al equipo, en el que se incluirá Eduardo Punset, íntimo colaborador de Alberto Olliart en el Banco Hispano Americano. Otros Ministerios, como Obras Públicas y Urbanismo, y Transportes y Comunicaciones perfilan todavía sus competencias, antes de completar sus cuadros directivos, aunque Carlos Barreda ha sido ya confirmado como subsecretario en el último de los citados.

De toda la estructura del equipo económico, hay que destacar que un tema notablemente importante en esta coyuntura, la pesca, aparece incluido en principio en el Departamento de Transportes y Comunicaciones, cuando su destino natural parece ser volver a Comercio o, incluso, pasar al de Agricultura.

De los ministros, García Díez -Comercio y Turismo- y Martínez Genique -Agricultura representan al funcionariado, ya que ambos han accedido al Gobierno tras una trayectoria profesional permanente al servicio de la Administración. Olliart procede de uno de los bancos con una presencia más activa en los sectores industriales, a través del Urquijo, mientras Garrigues está fuertemente vinculado a los intereses de las multinacionales, en sectores punteros. Manuel Varela rechazó la cartera de Comercio, y Lamo de Espinosa fue vetado por Fuentes para la Agricultura.

El programa

Desde poco antes de ser designados oficialmente, los integrantes del equipo económico trabajan activamente en la confección de un programa de medidas. No es aventurado predecir que éstas se ajustarán a los criterios del cuadro adjunto, basado en los respectivos programas del vicepresidente y el ministro de Hacienda, publicado el primero en el número dos de la Revista de Coyuntura, de la Confederación de Cajas de Ahorro, y divulgado por el Partido Socialdemócrata el segundo.

Al margen de eufemismos, los dos programas coinciden en propugnar una serie de medidas estabilizadoras de la economía española. El propio Fuentes Quintana participó con Gual Villalbi y Ullastres en la elaboración del plan de 1959.

Medidas importantes como congelación de rentas salariales, reforma fiscal efectiva, mayor rigor en el control de defraudaciones, estímulos a la exportación y selectividad en las importaciones, devaluación de la peseta, pueden ser adoptadas de inmediato, previa negociación con las fuerzas de oposición.

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