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Crítica:Clásica
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las ensaladas de Flecha

La ensalada constituyó uno de lo inventos Iiterario-musicales más populares en España durante el siglo XXVI. Mezcla de textos, de métrica, de estilos musicales, de intenciones bélicas y misticismos religiosos, la ensalada es un género contradictorio y un tanto anárquico, pero sumamente representativo de la encrucijada histórica en que surgió. Culta y popular a la vez, burlesca y simbólica, sagrada y profana, se presta a los mayores disparates y a muy felices y ambiciosas realizaciones artísticas.Mateo Flecha el Viejo, o Mateo Fletxa el Vell, es el máximo artífice del género, aunque no su creador Poco se sabe de él. Nacido en el todavía pequeño y florido pueble cito de Prades, en la montaña de Tarragona, el año 1481, aparece más tarde como cantor de la capilla de la catedral de Lérida, el año 1523. El doctor Romeu Figueras en un artículo publicado hace nueve años en el Anuario Musical (Mateo Flecha el Viejo y el Cancionero de Upsala), fundamenta sólidamente la posibilidad de que Flecha sirviese algún tiempo en Valencia al duque de Calabria. También sabemos perteneció a la capilla de las infantas de Castilla doña María y doña Juana, por lo menos hasta 1546, año en que se le concede el cargo de maestro de la misma. Según Fétis, Flecha falleció en el real monasterio de Poblet, cerca de su villa natal, el año 1553. (1)

Mateo Flecha el Viejo: Las ensaladas

1. El Jubilate. 2. La Justa. 3. La Negrina. 4. La Guerra.Coral Carmina, solistas y conjunto instrumental. Director: Jordi Casas. Coleción Monumentos Históricos de la Música Española, del Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia. MEC, 1.015.

Veintiocho años después de su muerte, un sobrino y discípulo homónimo, también músico, publicará en Praga Las ensaladas, dedicándoselas a don Juan de Borja, embajador de España ante su majestad Cesárea.

El estudio de Las ensaladas de Flecha nos confirma la finura espiritual y la gracia del autor, artista, que lucha entre la tradición religiosa medieval y el humanismo profano y neoclásico del Renacimiento. Que Flecha era un verdadero erudito, además de músico preparadísimo, es indudable. Podemos deducirlo del simbolismo y variedad lingüística de los textos que utiliza y de la maestría de sus estructuras contrapuntísticas.

En Las ensaladas de Flecha cabe todo. Son como pequeños frescos polifónicos que nos divierten. con la frescura de su invención sonora, a veces severa y grandiosa, en ocasiones grotesca y descarada. En este sentido, como su gran precursor, Clément Janequin (1480-1560), puede considerarse a Flecha uno de los adelantados de la música descriptiva.

Es fácil suponer que los numerosos matices pintorescos de esta música presentan problemas de tímbrica que hay que acometer con valentía, basándose en técnicas vocales, no por olvidadas menos válidas y auténticas. Esto mismo ocurre con la parte instrumental, cuya correcta utilización depende, en gran parte, de la cultura histórica de los realizadores actuales. En este punto cabe asegurar que el acierto interpretativo, en la versión que nos ocupa, es total. La trama argumental del texto da cohesión a cada ensalada, cuyas distintas secuencias suelen presentar enormes con trastes. Y cualquier incidencia de be ser estudiada a fondo para que la variedad se mantenga sin detrimento de la unidad. Otros problemas residen en el tempo de cada fragmento (se salta de un pregón de carácter épico a una canción navideña popular), y en la fonética (se cantan estrofas en diferentes idiomas y se usan términos extinguidos), pero todo ello ha sido previsto y bien resuelto, incluso con la consulta a profesores especializa dos.

Los ensayos literarios que acompañan al disco, formados por Jordi Casas, director de la Coral Carmina, por el viola de gamba Pere Ros y por el flautista Romá Escalas, evidencian cuán a fondo se han estudiado estas cuestiones.

La Coral Carmina, con una larga trayectoria de éxitos y amplísimo repertorio, acierta con la difícil y espontánea expresividad de las piezas de Flecha. Es también digna de elogio la labor del conjunto instrumental, integrado en su mayor parte por músicos del conjunto Ars Musicae.

Una prueba de la popularidad de las obras de Flecha en su época la tenemos en las múltiples fuentes manuscritas de sus ensaladas. Existe, además, una transcripción en cifra de tres de ellas, para voz y vihuela, de Miguel de Fuenllana, en su Orphenica Lyra (Sevilla, 1554).

Las cuatro que configuran el presente disco son perfectamente representativas del género y del, autor. Llama la atención sobre todas ellas la titulada La Negrina, en la que hallamos por primera vez elementes dialectales negros y esa fuerza rítmica del arte virreinal, que pronto va a producir figuras como las de la escuela de Puebla, con Gaspar Fernandes (1629), o los Juan Gutiérrez de Padilla (1609-1664) y Antonio de Salazar (1650-1715). En fin, digamos que la música de Flecha, desprovista de complejos, es profundamente española y, por otra parte, puede parangonarse con lo mejor que estaba produciendo la chanson francesa de su tiempo.

(1) Para ampliar noticias, ver Higinio Anglés: Maleo Flecha, Las ensaladas. Biblioteca Central, publicaciones de la Sección de Música, XVI. Barcelona, 1955.

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