Buenas palabras comunitarias a los parlamentarios vascos que reclaman ayuda pesquera
Aparte las buenas palabras de costumbre y las promesas de «buscar soluciones», la delegación vasca, integrada por dos parlamentarios y cuatro armadores, no logró*nada más en su corta estancia de veinticuatro horas en Luxemburgo y Bruselas, donde fueron recibidos por miembros del Parlamento Europeo a fin de discutir el litigio pesquero.La visita ha creado un «clima» de tensión entre la misión de España acreditada ante la CEE, que dirige el embajador Raimundo Bassols, y la delegación del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación, que dirige Daniel de Bustur ria.
El hecho que los dos diputados vascos. Juan Ajuriaguerra, del PNV, y José María Benegas, del PSOE, que dirigían la delegación, en representación de la Asamblea de Parlamentarios del País Vasco, se hayan «saltado» la Administración española que negocia en Bruselas los acuerdos con la CEE, es significativo.
¿Demuestra que no creen demasiado en la eficacia de la misión de España ante la CEE? Es el primer interrogante a despejar.
En segundo lugar la vinculación, directa o indirecta, como mejor se quiera, del hombre de las Cámaras de Comerico ante la CEE- en toda esta operación, ¿deja entender que algunos partidos políticos españoles prefieren dicho canal al oficial para presentar sus quejas ante los comunitarios?
En cuanto a los resultados hay que decir que no son espectaculares. No podían serlo, por otra parte, conociendo la postura intransigente de algunos países de la CEE, en lo que se refiere al sector pesca.
Toda la operación ha pretendido demostrar que no debe tratarse a España como país tercero, dada su condición de futuro país miembro. Los comunitarios lo entienden muy bien, pero saben que la solicitud de adhesión no está aún sobre la mesa y que ésta debe venir por parte del Gobierno de Madrid.
La delegación vasca, acompañada en su periplo por Daniel de Busturia -«a título personal» según indicó a EL PAIS- se reunió en Luxemburgo con el comité de pesca del Parlamento Europeo. En Bruselas no tuvieron entrevistas con ningún alto funcionarlo. Se dijo que Lorenzo Natali, vicepresidente de la CEE y hombre vinculado a la democracia cristiana europea, estaba ausente. También estaba ausente Finn Olav Gundelach, vicepresidente de la CEE y responsable directo del sector pesquero.
A los comunitarios les debe parecer normal que los representantes directos de los intereses pesqueros vascos vengan a la CEE a exponer sus inquietudes. Pero, hasta nueva información, con quien negocian es con los representantes del Gobierno de Madrid. El problema básico está, pues, en lograr la composición de una representación eficaz ante la CEE. De lo contrario, es difícil que estén dispuestos a recibir hoy a los pescadores vascos, mañana a los fabricantes del sector textil catalán y pasado mañana a los naranjeros valencianos.
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