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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Camuñas

A lo que más se parece el nuevo Gobierno es a las Crazy Horse de Pasapoga, por lo jovencitos mayormente, con la luz sicodélica de la Unión de Suárez Democrático proyectándose sobre los cuerpos desnudos y serranos de la muchachada.Con la excepción dignísima del general Gutiérrez Mellado, y no sé si alguna otra, lo demás es todo carne joven y fresca, carne democristiana del Ya y neoliberal de los Garrigues, para alegrar el voyeurismo del personal. Nada. Me lo dijo Sartre en París, cuando nos paseábamos los dos con Rafael Conte a oríllas del Sena y de la náusea existencial:

-Mon petit, la nada se nadifica.

Bueno, pues la nada política de la UCD se ha nadificado, se ha solidificado en un Gobierno y ya somos otra vez suarezfranquistas, que, como dice bien Pilar Urbano, hay muchas afinidades entre el viejo general y el joven flecha. Pero, dentro de la nada nadificada del Gabinete, lo que más valoro yo es la figura vana, banal y fundamental de don Ignacio Camuñas, que de ser Nacho de Noche asciende a ministro adjunto para relaciones con las Cortes, una especie de ministro-botones, un correveidile o zarandillo que tiene que llevar recados de las Cortes al Gobierno y a la viceversa, para lo cual imagino que el señor Fuentes Quintana le comprará una guzzi y un casco.

Recuerdo aquel diálogo inolvidable de Pitigrilli:

-La culpa de todo lo que pasa la tienen los bancos.

-Eso es. Los bancos y los ciclistas.

-¿Por qué los ciclistas?

-¿Y por qué los bancos?

Ahora, la culpa de lo que pasa la tienen también los bancos, corno siempre, y la va a tener ese ciclista con trayecto Gobierno-Cortes, o sea Nacho. Camuñas, ese juvenil ciclista de Suárez, que ha llegado de ministro en su casa a botones en el Gobierno, o al revés.

Dice don Enrique Tierno Galván:

-No se entiende bien la figura jurídico-política de ese ministro.

Un señor sobre el que se ponen de acuerdo Tierno Galván y Antonio Olano tiene que ser un señor muy curioso. He visto Madrid, pecado mortal, de Olano, con Paco España, el travestí albañil y genial, y creo que lo único que le falta al nuevo Gobierno es Paco España, o sea un travestí.

Siempre he conservado afecto y perplejidad por la figura de Ignacio Camuñas, pero no llego a descifrar el carguete que te han dado, y él mismo, que no es tonto, ha dicho que va a ser el pim-pam-pum del Gobierno. Le diremos, como consuelo, que no va a ser él solo.

Hemos dado el enorme rodeo de la muerte del dictador, el año de la transición, la ida-vuelta-ida de Arias, el referéndum, las elecciones generales, la legalización (parcial) de los rojos, la excarcelación (parcial) de los presos (la extrema izquierda me ha llamado para charlar de eso, cuánta razón tienen), hemos dado este enorme rodeo para encontrarnos como se encontraba Groucho Marx aquel día:

-Nací en la más absoluta miseria y a costa de grandes esfuerzos he llegado a la más completa pobreza.

Ignacio Camuñas, ese hilván, ese pespunte, esa puntada juncal entre el Gobierno y las Cortes, es el punto débil por donde veo yo todo el recosido franquista, derechista y financista de la nueva/vieja situación. El ministro recadero no tiene la culpa, pero la estampa del ciclista veloz y vivaz entre ambos cubos de Máximo (tendrías que dibujarlo, querido Máximo) es para mí la estampa frívola de un Gobierno poco serio, salvo honrosas excepciones, ya digo.

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