López de Letona pide un plan de saneamiento basado en el control de la inflación
La consideración de la inflación como enemigo público número uno y la necesidad de una actuación de política económica que implique un programa de ajuste de la situación actual de crisis, constituyen los puntos más importantes del discurso pronunciado por el gobernador del Banco de España ante el Consejo del Banco con motivo de la presentación del informe anual.
Sin llegar a reclamar claramente un programa de saneamiento, estabilización o austeridad al gobernador del Banco de España, que en reuniones privadas no duda en reclamar una actuación de este tipo, ha planteado la situación de la economía y las líneas de una posible política económica.En su discurso dijo «en opinión del Banco de España, la reducción de la inflación es el problema primero y fundamental con el que ha de enfrentarse toda política correctora de los desequilibrios en los momentos actuales, y lo es porque la inflación constituye el más firme obstáculo para combatir los restantes desequilibrios básicos: paro, déficit de las cuentas exteriores y la injusta distribución de la renta a nivel personal».
Después de calificar el paro como problema pendiente más grave, desde un punto de vista humano y social, el señor López de Letona señaló que, a la vista de los estudios del Banco de España, la relación entre inflación y paro parece incontrovertible.
Criticó más adelante como inadecuado el planteamiento de la expansión como cauce de solución de los problemas económicos de España.
Los límites del endeudamiento
Sobre el endeudamiento exterior comentó el gobernador del Banco de España que se sitúa a unos niveles adecuados y no preocupantes. La capacidad de crédito de España sigue siendo elevada. El problema se sitúa ante la falta de una adecuada política de corrección de los desequilibrios. Si esta política no existe -dijo-, los prestamistas pueden retirar su confíanza en España. «La capacidad de endeudamiento no depende sólo del nivel de la deuda contraída, sino también de la apreciación que hacen las instituciones financieras sobre la validez de la polític.a económica seguida en relación con la corrección del déficit existente. «El déficit exterior -concluyó- debe ser superado y no financiado. Si no se corrige acabará imponiendo un límite estricto a las posibilidades de crecimiento y generación de empleo de la economía española.»
Acerca de la política de cambios, de la posible necesidad de una devaluación, comentó que ninguna política en este sentido puede sustituir la necesaria e inevitable corrección del problema básico que es la inflación, sobre todo cuando mantiene un ritmo muy superior al de nuestros competidores.
Papel de la política monetaria
Acerca de la beligerancia de lit política monetaria en la lucha contra la inflación, el gobernador dijo que el Banco de España no sustenta posiciones monetaristas. «La inflación actual -dijo- no es de carácter monetario, aunque la política monetaria haya tenido un signo más bien permisivo.»
Para solventar el problema tienen que confluir más actuaciones que la puramente monetaria, aunque ésta sea importante. Entre esas condiciones, la primera es, según el gobernador del Banco de España, la credibilidad por parte de todos los grupos sociales y políticos. Claro está que esta credibilidad implica que no se mantengan altos ritmos de crecimiento de las cantidades de dinero.
Al concretar el tipo de política de ajuste que se precisa para reducir la inflación, y después de señalar que cuanto mayor sea la cooperación de los grupos sociales y políticos menos duro será el programa apuntó el tema fiscal, la especulación del suelo y la financiación de la Seguridad Social, como campos donde debe actuar un programa serio.
Defendió más adelante la liberalización y flexibilización de la economía española en general. «Esto requiere -dijo- un mayor clima de competencia y la reducción de intervenciones innecesarias y perturbadoras generadoras de ineficiencia.»
Contra la política de «dinero barato»
En el ámbito de la liberalización se refirió al sistema financiero para criticar, fundamentalmente, los argumentos inmovilistas basados en la oportunidad de una política de dinero barato como fórmula para hacer posible la inversión. En estos términos se han manifestado voces autorizadas de las dos primeras instituciones financieras del país (Banesto y Central).
«No creemos -dijo López de Letona- que el dinero barato sea la solución, sino que ésta ha de provenir de un sistema financiero flexible y competitivo donde el ahorro encuentre una retribución razonable y los fondos de préstamo se canalicen hacia los puntos de gasto más eficaces.»
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