Las direcciones de los partidos italianos examinan el programa de gobierno
Hoy vuelven a reunirse las direcciones de los partidos Demócrata Cristiano, Comunista y Liberal italianos para analizar el acuerdo sobre un mínimo programa de Gobierno. Ayer lo hicieron socialistas, socialdemocráticos y republicanos. El lunes próximo, los secretarios de los seis partidos y los líderes de los grupos parlamentarios firmarán el acuerdo y decidirán sobre el procedimiento a seguir, y el modo de garantizar su cumplimiento.
Sobre el documento concertado el miércoles pasado por la noche, comunistas y democristianos se manifiestan exultantes, aunque no se haya llegado a un acuerdo sobre el sindicato de policía y el coste del trabajo. «No hay vencedores, ni vencidos, es el país quien ha ganado», vienen a decir comunistas y democristianos. Ambos han conseguido hacer prevalecer sus ideas: El PC, imponiendo un acuerdo de Gobierno con su participación, y la DC, limitando al máximo las consecuencias de este acuerdo.Los liberales se niegan a firmar un documento junto con los comunistas y esperan a que decida el partido hoy. Es posible que no firmen, sin pasar por ello abiertamente a la oposición.
La discusión se centra, ahora, sobre el procedimiento a seguir. Democristianos, republicanos y comunistas prefieren que los líderes de los grupos parlamentarios presenten en una «moción» el acuerdo, programático concertado, para que se discuta en el Parlamento y se vote sin plantear el «voto de confianza» al Gobierno. La DC votaría «sí», y los demás se abstendrían. Así, Andreotti continuaría gobernando con un programa elaborado por los partidos y discutido por el Parlamento, con lo que, de hecho, consideraría al jefe del Gobierno como un mero ejecutor de sus órdenes. Socialistas, socialdemócratas y republicanos prefieren, por el contrario, que Andreotti haga suyo el programa y lo «comunique» con un discurso al Parlamento, el cual lo aprobaría con una declaración de pocas palabras. Esta solución, sin recurrir a la votación, le da más carácter ejecutivo al Gobierno. Al margen, los neofascistas gritan que el Parlamento ha sido expropiado de sus funciones y los radicales piden la dimisión de Andreotti.
A todo esto, el Gobierno no permanece callado. Andreotti, a través de su brazo derecho, Franco Evangelisti, ha propuesto que el Gobierno, para dar las «garantías políticas» que la izquierda le pedía, se entrevistara periódicamente con los líderes de los partidos. Democristianos, liberales y republicanos no ven con agrado esta propuesta. Andreotti acaba de proponer que hará lo mismo con el Parlamento.
En conclusión, la impresión general se puede sintetizar así: no moverse significaba aumentar las tensiones políticas, abrir la crisis, anticipar las elecciones. Por otro lado, es imposible que a estas alturas en el país surja una mayoría «laica» que relegue a la oposición a la Democracia Cristiana.
El Partido Comunista, después de treinta años de estar en la oposición, ha participado por primera vez en la elaboración de un programa de Gobierno, aunque sin entrar en el Gobierno y sin formar parte de una mayoría que apoye al Gobierno.
Mientras, las «Brigadas Rojas» siguen en su estrategia de disparar a las piernas a la alta y media burguesía: ayer, en Milán, Luciano Maraccani, un empleado de la fábrica de Camiones OM, fue herido cuando se dirigía a su trabajo.
Durante la madrugada de ayer, un guardia jurado resultó muerto por personas desconocidas en Florencia. Al parecer, sorprendió a sus atacantes cuando iban a sacar de un automóvil artefactos y explosivos, que luego abandonaron en su huida.
En Turín, un empleado de la constructora automovilística Fiat resultó herido ayer en otro atentado.
Franco Visca, responsable del servicio de asistencia y manutención de las factorías turinesas de Fiat, fue alcanzado por los disparos que le hicieron unos desconocidos en las piernas y en el pecho.
Las «Brigadas Rojas», con una llamada telefónica, han reivindicado también esta acción terrorista contra empleados de grandes industrias italianas, con este caso son ya 32 las víctimas de este nuevo tipo de terrorismo.
Por otro lado, en Roma se produjo ayer una oleada de atentados contra domicilios y vehículos de militantes neofascistas, sin que causasen víctimas. Estas acciones han sido reivindicadas por una organización denominada Jóvenes Proletarios Organizados».
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