Invulnerable a los radares soviéticos
El Rockwell Intemational B-1 es el producto de los estudios de la comisión estratégica del Departamento de Defensa en un intento de crear un bombardero de velocidad supersónica y cualidades técnicas superiores a las del B-52 y que pudiera entrar en funcionamiento en la década de 1980.
Los primeros estudios se hicieron en 1962 y la idea concreta del B-1 estaba casi ultimada tres años después. El nuevo bombardero compondría la tercera parte en el sistema de defensa estratégico de Estados Unidos, junto a las bases terrestres con silos balísticos y los submarinos lanzamisiles. Alrededor de 5.000 empresas, pertenecientes a 47 estados, intervienen en la fabricación del B-1 en sus diferentes piezas.
El contrato para la construcción del B-1 entre el Departamento de Defensa y la compañía North American Rockwells se firmó el 5 de junio de 1970, y en el proyecto participa activamente la General Electric Company.
El primer vuelo de un prototipo B-1 se realizó en la base californiana de Palmdale, el 23 de diciembre de 1974. En marzo de 1976 se realizó una prueba definitiva con un prototipo debidamente corregido desde el primer vuelo.
La velocidad límite del B-1 es de 2.160 kilómetros por hora y puede volar a sesenta metros de tierra a 1.040 kilómetros hora, incapacitando a los rádares soviéticos para su localización. Es dos tercios más pequeño que el B-52 y aparte de su construcción con una aleación de aluminio y titanio, una característica peculiar del B-1 son sus alas de geometría variable.
La negativa del presidente Carter a que se fabriquen en serie los B-1 dejará sin empleo a unas 10.000 personas, según estimación de la compañía Rockwell, que tiene empleadas a unas 16.000 personas en el proyecto total del superbombardero.
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