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Apogeo en Italia de la polémica sobre el eurocomunismo

Santiago Carrillo sigue ocupando las primeras páginas de la prensa italiana y alimentando la más viva y ardorosa polémica política sobre el comunismo, como no se registraba desde los tiempos de la guerra fría y el estalinismo.

La entrevista a Carrillo de Le Monde, la conferencia de prensa, las declaraciones del líder español a Der Spiegel, largos fragmentos del libro Eurocomunismo y Estado, ocupan páginas enteras. La televisión, al final de sus telediarios, amplía y documenta la noticia con debates entre los más cotizados comentaristas de política internacional.Se pone en general de relieve que es la primera vez que, después de yugoslavos, albaneses y chinos, el líder de un partido comunista occidental va tan lejos en un juicio sobre la realidad soviética. Está claro que Carrillo, con gran habilidad, ha arrastrado en la polémica a sus colegas Berlinguer y Marcháis, quienes hasta ahora se mostraban, por lo menos, diplomáticos en su crítica a la sociedad y sistema soviéticos. Rusos y españoles, como si estuvieran de acuerdo, han puesto las cartas boca arriba. Berlinguer y Marcháis no podrán por más tiempo contemporizar, como hicieron en marzo en la cumbre de Madrid.

No tienen tampoco espacio táctico para apoyar a una corriente u otra del Partido Comunista Español.

El Partido Comunista italiano reunió el lunes pasado su dirección para estudiar la polémica y preparar la misión de la delegación que hoy parte para Moscú. Pajetta ha declarado: «No vamos a Moscú para litigar, pero tampoco para tomar lecciones.» Desde hace tiempo, los comunistas italianos defienden el principio de «la unidad en la diversidad» y, por tanto, quieren que las diversidades sean efectivamente reconocidas.

De todos modos, la cautela sigue dominando el tono del artículo editorial que, en primera página publicó ayer L'Unita, titulado El eurocomunismo, Tiempos Nuevos y nosotros. Como el primer día de la polémica, el órgano del Partido Comunista italiano habla sobre todo de Europa y de la diversa concepción que de Europa tienen los comunistas italianos. Ni una palabra sobre la sociedad socialista soviética, ni sobre la realización del socialismo y el sistema que tan abierta y duramente ha criticado, sin embargo, Carrillo. La experiencia italiana es haber desarrollado la democracia política paralelamente a grandes transformaciones sociales, en una sociedad de capitalismo avanzado. «Por ese mismo camino y no por otros -concluye L'Unita- Grecia, Portugal y España han logrado liquidar las dictaduras fascistas y abrir una fase nueva.» Ni esto, ni la unidad política del movimiento obrero significan «antisovietismo», como cree Tiempos Nuevos.

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