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Yibuti alcanzó ayer una frágil independencia

Desde el lunes a las cero horas «existe un nuevo punto neurálgico en el "cuerno de Africa": Yibuti». Así fue saludada la independencia del que, durante 115 años, fue Territorio Francés de los Afars y de los Issas (TFAI). El ministro francés de Cooperación, Robert Galley, asistió a los festejos, anteayer, en la que ahora se denomina República de Yibuti, y el presidente galo, Valery Giscard d'Estaing, con este motivo, manifestó su deseo, en un mensaje radiotelevisado, de que se realice un «pacto de solidaridad entre Europa y Africa».

Mientras dos representantes del Gobierno francés asistían anteanoche a las ceremonias organizadas para celebrar la independencia, junto al primer presidente de la República de Yibuti, Hassan Guled, el presidente francés, desde París, aseguraba a la antigua colonia: «No tengo la intención de olvidaros ni de ignoraros». En el mismo mensaje recordó que, «tras más de tres siglos de presencia en Africa, desaparece la última traza de la soberanía de Francia en el continente». Al final de la descolonización, iniciada por el general De Gaulle, quince nuevos Estados han nacido en Africa. El señor Giscard aprovechó esta ocasión para proponer «un pacto de solidaridad que fijé las reglas de la cooperación política y económica entre Europa y Africa».Los observadores ven con inquietud el porvenir de esta «independencia en libertad vigilada» en la última posesión francesa en Africa. La nueva República está ubicada en un punto clave del «cuerno de Africa», por donde pasa la ruta del petróleo que abastece a los países industrializados, fundamentalmente a Europa.

Por un lado, Etiopía, país amenazado con la pérdida de varias provincias (Eritrea, en primer lugar), sólo tiene una salida hacia el mar Rojo: Yibuti. ¿No le tentará a Etiopía la idea de un «golpe» contra el Estado recién nacido? Por el lado del océano Indico, Somalia, país de economía pobre, pero fuerte militarmente, ha reivindicado siempre Yibuti como algo que pertenece naturalmente «a la gran nación somalí».

USA y URSS

Etiopía y Somalia se han comprometido ante las grandes instancias internacionales a respetar la integridad y la soberanía del nuevo Estado, pero nadie está tranquilo, sobre todo si se tiene en cuenta que las rivalidades de vecindad son exacervadas por los «apetitos» de las dos grandes potencias: la URSS, desde principios del año en curso, ayuda militarmente a la junta que gobierna en Addis-Abeba, mientras a Somalia la apoyan los aliados de Estados Unidos: Arabia Saudita, Sudán y Egipto.

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