Científicos de Nueva York
han asegurado ayer que el estampido sónico del avión de transporte angalo-francés Concorde constituye una herramienta idónea para descifrar misterios climatológicos en los confines superiores de la atmósfera. Midiendo la frecuencia de las señales sónicas y los retrasos reglados en las reflexiones regladas en distintas altitudes se pueden estudiar fenómenos como el viento, temperatura y contaminante atmosféricos.
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