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Hoy, "cumbre" política italiana para concretar un programa de Gobierno

Hoy por la tarde, tras cuatro meses de cavilosas negociaciones, comunistas, socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales se reúnen conjuntamente con los democristianos para concertar definitivamente un programa de gobierno sobre cuatro puntos concretos: economía, orden público, organismos locales y escuela.

Más que de una «reunión cumbre» se trata de lo que el martes pasado el líder socialista, Bettino Craxi, definió irritado como una reunión del «Circo Barnum». El secretario democristiano, Benigno Zaccagnini, le calmó, prometiendo enseñarle anticipadamente el programa preparado por los técnicos y mantener mañana sábado una reunión de sólo secretarios de los partidos para sancionar el conjunto.El jefe del Gobierno, Andreotti, quisiera en seguida un reajuste de su Gabinete con expertos bien vistos por la izquierda, como quieren los socialistas, pero, al parecer, su partido se opone la Democracia Cristiana no quiere ni cambiar sustancialmente el cuadro de las actuales alianzas, Políticas ni, por tanto, abrir una crisis de Gobierno.

Se ha llegado, pues, a la «cumbre» de hoy a regañadientes de algunos y con el descontento de casi todos. Socialistas y socialdemócratas temen que comunistas y democristianos se pongan de acuerdo por encima de sus cabezas, excluyéndoles. Los liberales piensan que muchos problemas quedan por resolver, como el del Sindicato de policía, la escala móvil salarial, los alquileres, que no pueden seguir congelados. Los republicanos demuestran su alarma, sobre todo, por la economía y amenazan con oponerse al Gobierno Andreotti, pero sin querer ser ellos los directos responsables de la crisis.

Los comunistas, aunque a regañadientes, son los únicos que se muestran más satisfechos, sobre todo, por la contribución que a la elaboración del programa han aportado los sindicatos.

El diario La Stampa, de Turín, se pregunta si esta «cumbre» es un medio para elaborar más eficientes métodos de gobierno, o bien se trata de la continuidad del mismo Gobierno, es decir, el «no gobierno» de la Italia de hoy. En resumen, se tiene la sensación de que está teniendo éxito la táctica del presidente democristiano, Aldo Moro, de los «pasos contados», atenta, sobre todo, a no dividir su partido, minuciosa, bien dosificada y calculada, como la que siguió hace, quince años para hacer el centro izquierda con los socialistas. Le ayuda, acaso sin darse plena cuenta, el líder momunista Berlinguer, quien, con tal de llegar a su objetivo, acercarse al poder, no ha pedido nunca más de cuanto puede obtener.

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