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Suárez parece dispuesto a olvidar la economía

Tras la euforia electoral, negros augurios se ciernen sobre la economía española si, como temen empresarios, banqueros, financieros e incluso insinúan hombres próximos a la victoriosa Unión de Centro, el inminente tercer Gobierno de la Monarquía emula a sus predecesores y relega la solución de los problemas económicos para cuando no quede nada más que hacer. La nueva Constitución y, sobre todo, las elecciones municipales, constituyen las principales preocupaciones de quienes cuentan en estos momentos con mayores posibilidades de rodear al presidente Adolfo Suárez en las tareas de gobierno. La apretada victoria de la Unión de Centro en las elecciones parlamentarias y las perspectivas políticas que preconizan acuerdos entre las fuerzas de izquierda -especialmente entre las distintas formaciones socialistas- para los comicios municipales, han alertado a algunos dirigentes centristas sobre los riesgos de acometer un auténtico programa de actuación económica, cuyas medidas, a fuer de impopulares, desgastarían notablemente la tímida y quebradiza imagen popular de los hombres del centro. Profesores como Fuentes Quintana y Jané Solá; empresarios como Agustín Rodríguez Sahagún, la Confederación Empresarial de Barcelona; banqueros como Emilio Botín, Rafael Termes y otras personas calificadas de la vida económica insisten -en público o en privado- en la necesidad de afrontar la crisis económica y gobernar para tratar de solventarla. Entre los partidos políticos, el PSOE señalaba entre las condiciones para gobernar la puesta en marcha de un plan económico. Las centrales sindicales muestran su preocupación por la previsible multiplicación de los expedientes de crisis y las suspensiones de pagos.

Suárez, "impermeable" ante los problemas económicos

Ante esta situación, el presidente Suárez, en opinión de algunas personas que han hablado recientemente con él acerca de los problemas económicos, se muestra «impermeable». El programa económico de la Unión de Centro, preparado por el equipo de economistas del Partido Socialdemócrata y revisado por expertos de los demás partidos de la coalición del Centro, apenas ha tenido difusión. El proyecto de editarlo y distribuírlo con profusión no obtuvo la aprobación de las altas instancias de la UCD y algunos de los hombres próximos al presidente trivializan la situación y consideran que es más importante la política política que la política económica.

Inevitable austeridad

La mayoría de las personas que se han pronunciado acerca de la conveniencia de un plan de actuación económica, han optado por la fórmula del saneamiento, eufemismo que intenta ocultar sin conseguirlo la realidad de un plan de estabilización. Pero las especiales circunstancias de la evolución política española y la situación social que lleva consigo, impiden un plan de austeridad con medidas clásicas, al estilo del puesto en marcha en 1959. Es necesario, por encima de todo, un acopio de valentía e imaginación desde todos los sectores, primordialmente desde el Poder.

El compromiso político, la negociación con fuerzas sindicales, económicas y políticas es inevitable a la hora de afrontar la elaboración y cumplimiento del plan, y aquí radicarán la categoría y talento del nuevo Gobierno y de la Oposición, que darán la medida de sus posibilidades en las próximas semanas.

En diciembre, después del referéndum y del consenso a favor del Gobierno que ocasionó, las fuerzas económicas esperaban una actuación del Gobierno. Esta no se produjo. El mediocre equipo económico siguió en el poder y la única disculpa que adujeron las personas cercanas a Suárez fue que el secuestro del señor Oriol impidió cualquier cambio en el Gobierno. Fue una ocasión perdida.

Ahora estamos ante una nueva oportunidad. Si el Gobierno no es capaz de explicar al país la situación, ofrecer horizontes a plazo medio de recuperación o freno del actual proceso de empobrecimiento de los españoles, y no acierta a pactar con la Oposición y las fuerzas económicas y sociales un plan razonable de actuación con sacrificios repartidos, la solución de los problemas será mucho más difícil.

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