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La Commonwealth tampoco consigue articular la colaboración entre ricos y pobres

Juan Cruz

Los jefes de Estado de la Commonwealth terminarán hoy en Londres las discusiones de un plan para equilibrar el orden económico internacional. La asamblea de ex colonias británicas, que termina el jueves, quería haber sido una continuación positiva del diálogo Norte-Sur sobre cooperación económica. Sin embargo, ha constituido para los países del Tercer Mundo representados de nuevo aquí una decepción similar a la que sintieron en París. Aunque todavía se desconocen las cláusulas del comunicado acordado por los representantes de los 33 países presentes, se asume que contendrá ideas generales sobre la conveniencia de acabar con las diferencias que existen entre las economías desarrolladas y aquellas que están en vías de desarrollo.No se trata de dar a los 650 millones de pobres que pueblan los países no desarrollados de la Commonwealth la oportunidad de tener dos coches en el garaje, sino de asegurarles la ración que les impida morir de hambre. Ese objetivo, señalado por el primer ministro de Jamaica, Manley, es el mismo que han explicado los autores del documento discutido por los jefes de Estado de la Commonwealth en Londres.La industrialización de los países en vías de desarrollo es el único modo de evitar el incremento del desempleo. De nada servirá la inversión de los países ricos en los territorios subdesarrollados si no se incrementan los programas industrializadores. Para lograrlo, son necesarios cambios estructurales en los actuales complejos industriales del mundo desarrollado.

Entre los jefes de Gobierno de los países del Tercer Mundo que se reúnen estos días en la capital británica no ha desaparecido la sospecha de que la mayor parte de las naciones ricas prefieren mantener la situación de desequilibrio actual, mejorándola sólo sectorialmente y de acuerdo con sus necesidades de materias primas.

Fondo de 25.000 millones de dólares

Para que el proceso industrializador sea global, la Commonwealth se enfrenta en sus últimas horas de asamblea con un plan que incluye la creación de un fondo económico de 25.000 millones de dólares que se canalizaría a través del Banco Mundial.

El fondo se obtendría con la contribución, en partes proporcionales de la OPEP, y un grupo de países industrializados. Los pobres de la Commonwealth quieren que ese fondo vaya a cubrir necesidades industriales distintas a las

puramente energéticas, que son las que ahora reclaman casi toda la atención de las instituciones financieras del tipo del Banco Mundial.

La reunión de Londres ha supuesto no sólo una ratificación de las demandas que hizo el Tercer Mundo en París hace dos semanas. Ha servido también para que los países industrializados que se agrupan en esta organización recuerden una de las conclusiones de la reciente «cumbre» económica que contó en Londres con la presencia de Jimmy Carter, el presidente de Estados Unidos.

Callaghan, el primer ministro británico, señaló en uno de los debates que el mundo desarrollado también se enfrenta con graves problemas de estabilidad política, derivados de su incapacidad para resolver el desempleo y la inflación. Como en ocasiones anteriores, al Tercer Mundo se le ha pedido en la capital bniánica paciencia a la hora de presionar en favor de sus demandas. La incredulidad de los líderes políticos de los países subdesarrollados sobre el interés de los ricos en apoyar sus reivindicaciones se puso de manifiesto en la frase-de uno de los jefes de Estado, que le señaló al ministro británico de Hacienda que «su inestabilidad política le hace perder votos, nuestra incapacidad económica nos hace a nosotros los que vivimos en el Tercer Mundo temer de verdad por nuestra cabeza».

A falta de soluciones en el área occidental, a causa del desempleo y la inflación, los industrializados han repetido ahora lo que Carter aconsejó en Londres a principios de mayo: la distensión no debe tener sólo tonos políticos, sino que ha de servir para que se intensifiquen los intercambios comerciales con el Este. Una de las recomendaciones del informe que han discutido ahora los líderes de la Commonwealth es la de buscar fórmulas de acuerdo con el Comecon para desarrollar su comercio en zonas no explotadas y con grandes perspectivas económicas.

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