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El proceso político alemán inquieta en Suecia

La opinión pública alemana se halla consternada ante lo que se le presenta como «campaña de prensa» en Suecia contra la República Federal de Alemania (RFA). Dos periódicos suecos, el liberal Dagens Nyheter y el socialdemócrata Aftonbladet, considerados como los diarios más influyentes del país, han publicado simultáneamente dos series en las que se califica a Alemania occidental de «cuarto Reich».La desconfianza de los suecos hacia el proceso político alemán ha provocado una corriente nacionalista en los diarios alemanes que han publicado crónicas sobre el recelo del país nórdico, tan admirado tradicionalmente por los alemanes. Una lectora del liberal de Francfort, Frankfurter Rundschau, dice en una carta al director, que cualquier alemán puede constatar cómo en la RFA crece la apetencia «por una cierta dictadura» o por el advenimiento de «un pequeño Hitler». La lectora confirma el contenido de las informaciones recogidas en los diarios suecos y cita observaciones personales, como las últimas concentraciones celebradas en Nasau por los ex combatientes del llamado «Estandarte Adolf Hitier» y de las Juventudes Hitlerianas», hace un mes.

Otro lector pide que el «Estado de derecho» que es la RFA actúe no sólo contra aquellos alemanes que adoptan una postura crítica respecto de sus conciudadanos, como el premio Nobel Heinrich Böll y el pastor evangélico Niemoeller, sino también contra los periodistas extranjeros que adopten la misma actitud.

Desde la caída de la socialdemocracia sueca, factor que interpretaron los medios políticos conservadores alemanes como muy positivo para las relaciones entre los dos países, los periódicos de Suecia han tratado más positivamente la imagen interior de la República Democrática Alemana, en in que no ven un peligro para la estabilidad europea, mientras que han ido en aumento los ataques contra la política de la federal. Al formarse en 1966 la gran coalición con el democristiano Kissinger como canciller, en los diarios suecos se generalizó el título «heil Hitler», aplicado al jefe del Gobierno de Bonn. A las puertas de lo que parece un giro similar en la RFA, Estocolmo repite su campaña de cautelas.

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