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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

UCD: el partido del Gobierno

ALGUNOS POR convicción, otros por conveniencia y los restantes por resignación, los candidatos de la UCD pertenecientes al antiguo Centro Democrático coinciden en hacer suya la explicación ideada para justificar el desembarco del presidente Suárez y de sus hombres en las listas electorales. Según esta teoría, el ensanchamiento de la coalición es el resultado de la convergencia de dos posturas idénticas: así como el personaje de Molière escribía prosa sin saberlo, el Gobierno del presidente Suárez no habría hecho durante los últimos meses sino aplicar en la práctica las ideas de -por ejemplo- el señor Camuñas.Sin embargo, el comienzo y desarrollo de la campaña electoral han confirmado plenamente las sospechas de que la imagen potenciada por la propaganda de la UCD es su carácter de partido del Gobierno. La fotografía del señor Suárez ilustra carteles y anuncios; su nombre cerró ,el pasado viernes el espacio televisivo de los candidatos del Centro. Desde el punto de vista electoral, este planteamiento es seguramente un acierto. La popularidad y prestigio que sólo el ejercicio del poder proporciona -sobre todo en un país como éste, en el que el Poder no está todavía sometido al control de los cludadanos- va a dar un considerable brillo a lo que hasta ahora sólo había sido un conglomerado de propósitos, deformados a veces por vanidades en conflicto. El efecto de seducción del poder está multiplicado como decimos. en nuestro país por cuarenta años de obediencia y temor hacia los que mandan y, por el tratamiento abiertamente sectario -y a favor- que recibe en el monopolio estatal televisivo la cestión gubernamental.

Además, naturalmente están los méritos del propio señor Suárez como desmantelador de las instituciones franquistas e iniciador y propulsor de la normalización democrática. El reconocimiento de sus aciertos no debe impedir. sin embargo. algunas reflexiones.

De un lado, los elogios al señor Suárez tienden a la desmesura cuando olvidan que no ha sido sino el fiel ejecutor de una política cuyas líneas maestras fueron concebidas por el Rey, auténtico motor del cambio. La eficacia con que ha realizado esa tarea puede quedar también desorbitada por el contraste con la increíble torpeza del equipo gubernamental que le precedió. El señor Suárez ha realizado con acierto un juego que exigía no tanto las dotes de un genio de la política, como el oficio de un buen profesional. Pero no se conoce qué planes pueda tener en la cabeza para el futuro de este país y difícilmente puede atribuirsele la talla de estadista que momentos como los actuales necesitan.

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En cualquier caso. el presidente es también beneficiario de la tendencia de las fuerzas sociales a proyectar en personalidades singulares la autoría y los méritos de lo que no es sino el resultado de acciones colectivas. El desmontaje del franquismo es obra en última instancia de las transformaciones de la sociedad española contemporánea y es el pueblo español, y no el Gobierno, quien verdaderamente ha logrado esta transición sin traumas. Por eso resulta irritante para la opinión que el candidato Suárez no se digne bajar a la arena de la batalla electoral, y que la UCD no haga mítines ni convoque actos de masas. Un poder aún omnipresente acude a las elecciones sin ni siquiera dar al resto de los candidatos la oportunidad de contestar al presidente del Gobierno. que puede seguir su campaña electoral a golpes de Boletín Oficial del Estado.

Por eso hay que decir que la gestión realizada desde el Gobierno por el señor Suárez sólo demuestra su competencia como liquidador de un sistema autoritario, en cuyo seno se había formado profesional mente y del que conocía hasta el último resquicio. No decimos que sea incapaz en el futuro de afianzar y desarrollar esas basesde vida democrática que ha ayudado a establecer; lo que afirmamos es que de su trayectoria política pasada no se puede inducir ninguna conclusión firme, ni respecto a la hondura y densidad de sus convicciones democráticas. ni de su capacidad para plantear y resolver los graves problemas de orden político, económico e internacional con los que el país va a enfrentarse después del 15 de junio. Esta es la razón fundamental por la que consideramos desorbitada la utilización de la figura del señor Suárez por la propaganda electoral de la UCD.

La transformación de la imagen de esta coalición en simple partido gubernamental, si bien puede reforzar considerablemente sus posibilidades en las urnas, debilita los planteamientos democráticos con que se presentaron en su día ante el país liberales. socialdemócratas y democristianos, que ahora -quizás conscientes de su pequeñez- sacrifican su independencia y se acogen a la sombra protectora del Poder.

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