El "diálogo Norte-Sur" concluye sin acuerdos de fondo
El petróleo fue, una vez más, el motivo del fracaso parcial del encuentro en París entre países industrializados y países en vías de desarrollo, cuyo objetivo inicial era trazar las bases para un «nuevo orden económico internacional». A pesar de la oposición del grupo de los «diecinueve» países en vías de desarrollo a aceptar la creación de un «organismo consultivo» para la energía, el grupo de los «ocho» países industrializados mantuvo sus ofertas de ayuda al desarrollo, de un fondo especial de mil millones de dólares para los países más pobres del planeta, y de la creación de un «fondo común» para la estabilización de los precios de las materias primas.
Dos días de reuniones interrumpidas, con una noche en blanco en medio, no lograron clarificar un «compromiso» entre los dos bloques de países presentes en el Centro Internacional de Conferencias, de la avenida Kleber, en París.Cuando todo parecía indicar, el miércoles a última hora, que se lograría un punto de convergencia en el capítulo energético, Cyrus Vance, secretario norteamericano de Estado, abandonó la sala de reuniones, con el pretexto de «problemas de tráfico aéreo» para volver a Washington.
Eran las 3.30 de la madrugada del jueves cuando la resistencia de los «duros» de la OPEP a ofrecer concesiones en la energía, provocó la salida del delegado norteamericano. Le sustituyó su subsecretario Cooper.
La mayoría de los ministros de los 27 países representados, incluidos los «nueve» de la CEE, imitaron posteriormente al secretario norteamericano de Estado. En las primeras horas del alba del jueves la impresión general es que se iba hacia una ruptura total del denominado «diálogo Norte-Sur».
Toda la jornada del jueves se dedicó a problemas de semántica: ¿Habría o no comunicado final? ¿Sería conjunto o separado? ¿Figurarían los resultados positivos, ofrecidos por los «ocho» industriales, o también los fracasos?
Varios comités de redacción y una sesión Plenaria para la noche del jueves al viernes debería aportar la solución «diplomática» del «entierro de primera» para el «diálogo Norte-Sur».
El petróleo continúa siendo un arma política
«Los países industrializados han querido comprar la capacidad de la OPEP para fijar sus precios, con un seudo fondo común para materias primas y una minioferta de mil millones de dólares», declaró un miembro del grupo de los «diecinueve» países en vías de desarrolloLa idea era confirmada horas después por J. Patterson, ministro de Asuntos Exteriores de Jamaica. «Nosotros compramos acero, automóviles, máquinas y cereales, y nunca nos han propuesto los países industrializados un organismo de consulta para fijar los precios o controlar los suministros». El lapidario razonamiento daba razón, en cuanto al fondo, a los países productores de petróleo. Cuentan con una sola arma y piensan seguir utilizándola como argumento de presión política.
La posición dura de la OPEP, que rechazó categóricamente la propuesta de Estados Unidos de crear un «organismo consultivo» para la energía, fue defendida en París por argelinos e iraquíes, en especial.
Otros países del Tercer Mundo, no productores de petróleo, apoyaron la iniciativa. Por el contrario, iraníes y sauditas parecían más conciliantes ante las ideas de Washington.
La ruptura en materia de diálogo petrolero afectará, principalmente, a Europa y Japón, en el bloque de los «ocho» -donde figura España- Estados Unidos y Canadá, menos dependientes del exterior en el sector energético, pueden soportar mejor la presión de los productores de petróleo. Aunque nadie cree en la posibilidad de un nuevo embargo, como el del otoño de 1973, si se teme una constante subida del precio del petróleo. Las economías europeas serán las más afectadas, pero nada pudieron hacer ante un foro internacional, como el «diálogo Norte-Sur», que monopolizaron en realidad, Estados Unidos y los países productores de petróleo, clasificados, no sin cierta gracia, en algunos casos... en el grupo de los «diecinueve» en vías de desarrollo.
En un momento tenso de la negociación, durante la reunión «marathon» de la noche del miércoles al jueves, los industrializados del grupo de los «ocho» amenazaron con retirar sus ofertas de cooperación si no había concesiones en el sector energético, único que interesa fundamentalmente al bloque de los «ricos».
Finalmente, a pesar de la carencia de resultados en el sector del «oro negro», el realismo político se impuso. El grupo de los «ocho» mantuvo sus ofertas, como prueba de buen sentido y de seriedad, en la búsqueda de un nuevo equilibrio económico mundial.
Todas las propuestas que los industrializados pusieron sobre la mesa, desde el pasado lunes, primer día de la reunión del «diálogo Norte-Sur», se mantienen, sobre todo, la ayuda al desarrollo, con planes concretos de estímulo al sector agrícola en los países en vías de desarrollo y la «acción especial» de mil millones de dólares para socorrer a los países con mayores dificultades de deuda exterior.
Comunicado final
Según Allan Mac Eachen, copresidente del «diálogo Norte-Sur» por parte del grupo de los «ocho» del bloque industrializado, hay acuerdo de principio para la aprobación de un comunicado final, después de tres días y una noche de reuniones, en cuyo texto se reconoce «el buen espíritu que reinó durante los trabajos, aunque las esperanzas depositadas resultan minimizadas».El grupo de los «diecinueve» países en vías de desarrollo lamenta que varios problemas importantes (como la deuda, la ayuda al desarrollo y las garantías de beneficios por las ventas de materias primas) no queden solucionados.
Por su parte, el grupo de los «ocho» replica lamentando que no se haya llegado a ningún acuerdo sobre «la continuidad del diálogo en el capítulo de la energía y en la protección de las inversiones privadas extranjeras en países en vías de desarrollo».
El proyecto de comunicado -que fue discutido durante una sesión plenaria esta madrugada recoge también las concesiones de los industrializados en materia de ayuda al desarrollo, «acción especial» de mil millones de dólares y creación de un «fondo común de estabilización de materias primas». Se precisa, a la vez, que la conferencia de París termina, pero que el «diálogo Norte-Sur» continúa. Es un cántico a la esperanza, ante los escasos resultados obtenidos.
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