"En ningún momento el Gobierno ha cumplido sus promesas"
Los cinco vascos expatriados por el Gobierno español a Bélgica -Mario Onaindía, Eloy Uriarte, Xabier Larena, Jokin Gorostidi y José María Dorronsoro- contemplan con preocupación la suerte de sus antiguos compañeros de cárcel. Aquí, en Bruselas, nada se sabe de que este país pueda acoger a nuevos presos españoles; aunque a niveles oficiales se niega haber mantenido ningún nuevo contacto con el Gobierno Suárez, oficiosamente se cree que las autoridades belgas no quieren cargar con todos los presos españoles expatriados, por lo que habrían sugerido que se dirijan hacia otros países europeos.
La presión de los ultraderechistas belgas, que han recordado la suerte de los colaboracionistas nazis que todavía no han podido regresar a su país, puede haber jugado algún papel en esta posición. Sindicatos y partidos de izquierda belgas presionan, por su parte, para que se mantengan abiertas las puertas a los presos que España pueda expatriar en los próximos días.Por lo que se refiere a la posibilidad de que sean acogidos en otros países, el Centro de Socorro de Extranjeros, dependiente del Consejo Ecuménico de las Iglesias, sólo tiene constancia oficial de que Alemania está dispuesta a acoger a un solo preso. Todo lo demás, «las presuntas ofertas por parte de Noruega, Finlandia y Holanda» no son, según se ve desde aquí, sino un nuevo esfuerzo para retrasar la definitiva excarcelación de todos los presos políticos.
Los cinco primeros expatriados, que al fin pudieron disfrutar un día de descanso junto a los familiares y amigos llegados por decenas a Bruselas, esperan con impaciencia la solución de este problema. Los cinco se trasladaron ayer a la televisión belga para ver unos programas especiales del País Vasco con ocasión de las movilizaciones pro amnistía. Al final de esta sesión especial hablamos extensamente con ellos.
Respuesta: Nosotros habíamos pedido -explica Gorostidi- varías veces la amnistía y se nos había denegado. Nos la aplicaron a algunas condenas, pero nos quedaban otras. Terminada la aplicación de la amnistía última, el siguiente paso fue el indulto, y con él nos quitaron diez años de los treinta que teníamos que cumplir por la condena de muerte. Finalmente, las medidas del Gobierno dejaban el paso abierto a la solicitud de medidas de gracia particulares, y esto fue lo que hicimos a través de nuestro abogado, Bandrés. Había dos modalidades, de indulto particular, que nos dejaría en Euskadi o el extrañamiento. Firmamos en blanco, dejándolo en manos del Gobierno.
Pregunta: Cuando se os planteó esta posibilidad, ¿teníais alguna promesa de que también iban a salir los demás presos?
R.: En efecto, creíamos que íbamos a salir todos. Nuestro ahogado pidió un calendario, porque no queríamos que se llegase a esta situación de ahora, sino que buscábamos un compromiso formal de que nadie iba a quedar en la cárcel. Según este calendario, del que se nos habló en el mes anterior a las elecciones, saldrían todos los preventivos, excepto los de Carrero y la calle del Correo. Del 30 de mayo al 10 de junio nos sacarían a los cinco de Burgos, y a partir del 16 de junio serían excarcelados los preventivos de esos dos procesos pendientes, y los tres penados que quedaban: Izco, Sarasqueta y Garmendía.
Toda esta política -añade Gorostidi- sólo ha tratado de frenar las movilizaciones de masas. La historia de estas entrevistas entre abogados y miembros del Gobierno viene de muy atrás. Desde hace muchos meses, estaba mandando emisarios a Euskadi norte para ponerse en contacto con algunas organizaciones que practican la lucha armada. En concreto, Suárez, Gutiérrez Mellado y Martín Villa tenían sus emisarios particulares, que se fueron alternando con las propuestas. Por parte de las organizaciones armadas se exigió un calendario de excarcelación en torno a la fecha del «Aberri Eguna», y así se prometió que para este día seríamos puestos en libertad todos los presos, excepto los autores materiales. Pasó la fecha, no se cumplió la promesa y luego volvieron nuevos emisarios, siempre con nuevos calendarios, hasta llegar a la situación actual. En ningún momento el Gobierno ha cumplido sus promesas.
P.: ¿Se os habló alguna vez de los presos no vascos?
R.: En ningún momento, incluso se excluía de la lista a Eva Forest y Blanco Chivite.
P.: ¿Os ofrecieron con anterioridad la posibilidad del extrañamiento9
R.: Se había publicado algo en la prensa, pero nunca nos hablaron de ella. Tenemos la impresión de que se trataba de globos sonda para comprobar la reacción del pueblo vasco.
P.: ¿Cómo fueron vuestras últimas horas en prisión?
R.: La petición de extrañamiento se presentó el mismo viernes que se reunía el Consejo de Ministros; en la referencia, curiosamente, debería decir que los demás presos no salían de la cárcel porque no habían pedido la expatriación. El sábado se aceleró todo. Vinieron dos policías y nos sacaron fotos para los pasaportes a los tres que estábamos en Córdoba y también a Izco y Blanco Chivite. Esa misma tarde nos trajeron los pasaportes para firmarlos y el director nos presentó también un documento por el que aceptábamos el extrañamiento en Bélgica. Nos comprometíamos a no hacer política, a pedir carta de refugiados políticos, y a abandonar este país en el supuesto de que no se nos concediera el asilo en tres meses.
El pasaporte de los cinco no registra ninguna cláusula especial que les impida viajar, aunque antes de su salida de la prisión se comprometieron a permanecer en Bélgica sin fijar ningún plazo. En sus declaraciones han apuntado, sin embargo, que piensan regresar al País Vasco en un mes.
-Cuando se nos hizo la oferta del extrañamiento, se nos prometió también que regresaríamos a Euskadi después de las elecciones, coincidiendo con la salida de los últimos presos. Ahora todo eso ha cambiado, nuestros compañeros siguen en la cárcel y empezamos a desconfiar. De todas formas, estamos dispuestos a volver, aunque sea a la cárcel.
P.: ¿Cuál es ahora vuestra posición ante las elecciones?
R.: Creemos que no se debe ir mientras quede en la cárcel un solo preso político. En el caso de que el Gobierno libere a todos, creo -opina Gorostidi- que habría que considerar esa postura.
Esto no quiere decir -añade Larena- que haya que participar, sino plantearse si realmente la situación ha cambiado. En todo caso, esa salida de los presos debe producirse con tiempo para la campaña, aunque sea mínima. El plazo podía ser el 30 de mayo.
P.: ¿Cuál puede ser el papel de ETA y la lucha armada en una democracia?
R.: Esta es una cuestión que se plantea en Euskadi. Nosotros no queremos por el momento hacer pública una decisión, que indudablemente la tenemos, pero consideramos que tenemos que discutirla con las distintas organizaciones de Euskadi y no sólo con aquellas que practican la lucha armada.
P.: ¿Habéis tenido en el tiempo que lleváis aquí alguna oferta para ir a un determinado grupo político?
R.: Nos ha venido a ver gente, con la que habíamos estado hacía mucho tiempo, con la que queremos hablar sobre los cambios políticos que Euskadi ha tenido en estos anos, pero han venido sólo como amigos.
P.: ¿Qué opináis de los retrasos en la amnistía y los nuevos confinamientos acordados por el Gobierno francés?
R.: El problema -dice Larena- es muy simple: o dar la amnistía o se arma la de Dios. Y con eso no quiero decir que se recurra necesariamente a la lucha armada. Ahí están las huelgas generales y las movilizaciones del pueblo. No es ninguna amenaza, es algo que ya ha ocurrido.
Suárez quiere aguantar hasta el 15 de junio como sea -añade finalmente Onaindía- para luego seguir gobernando en nombre del pueblo español.
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