La "cumbre" tripartita árabe analiza el giro israelí

La situación creada en Oriente Próximo por el triunfo de la coalición derechista Likud en Israel constituyó el tema principal de la «cumbre» tripartita árabe, finalizada ayer en Riad, y que reunió a los presidentes Sadat, de Egipto; Assad, de Siria, y al rey Jaled, de Arabia Saudita. Al término de la reunión no se ha publicado ningún comunicado oficial y la rutinaria frase «atmósfera de amistad» resume la tónica del encuentro.

La reunión de la capital saudita había sido prevista con anterioridad a las elecciones israelíes para dar una respuesta conjunta a las propuestas presentadas por el presidente norteamericano, Jimmy Carter, a los dirigentes árabes. El cambio de mayoría gubernamental en Israel proporciona ahora un relieve especial a la reunión árabe. Los Gobiernos árabes parecen haberse visto sorprendidos por el resultado electoral israelí. En las capitales árabes las reacciones tienden a minimizar la importancia del cambio producido, atribuyéndolo a razones internas que no afectarán sustancialmente a su .Política exterior. Si bien consideran que el triunfo derechista puede suponer nuevas demoras a la conferencia de Ginebra, no faltan funcionarios gubernamentales que expresan la opinión de que un Gobierno nacionalista podría hacer aceptar a los israelíes más fácilmente la devolución de los territorios ocupados.Esta moderación árabe contrasta con la dureza de los comentarios emitidos por los representantes palestinos. Ayer, el comité ejecutivo de la OLP se reunió en Beirut para analizar las repercusiones del cambio electoral citado con vistas a elaborar una nueva estrategia. Sin embargo, los dirigentes árabes reunidos en Riad parecen inclinados a evitar una radicalización de posturas.

Mientras tanto, en Israel no será fácil para el futuro jefe de Gobierno, Menahen Begin, formar un Gabinete de unidad nacional.