El piloto Puente Munar cuenta cómo evitó una catástrofe similar a la de Tenerife
La prensa de ayer dio cuenta de lo que pudo haber sido una catástrofe aérea de características similares a la del aeropuerto tinerfeño de Los Rodeos. Pero a 9.300 metros de altura. El 19 de abril un DC-10 de Iberia y un Boeing 727 (Jumbo), de Panam que hacían recorridos contrarios entre Caracas y Puerto Rico, estuvieron a punto de estrellarse en el aire, presumiblemente por un error de los controladores aéreos venezolanos.
Benito Puente Munar, comandante de la aeronave española, cuenta a EL PAIS cómo se desarrollaron los acontecimientos que estuvieron a punto de costar la vida a quinientas personas.«En primer lugar -nos dice el comandante Puente Munar, con dieciséis años de experiencia en Iberia- quisiera quitar a los hechos todo dramatismo, ya que no hubo tal en el incidente de aquel vuelo. Efectivamente el choque frontal estuvo a punto de producirse, de no haberlo evitado yo en último extremo con una maniobra instintiva. El impacto, a esa velocidad y en pleno espacio, hubiera sido mortal. Pero, afortunadamente, no tuvo lugar y no hay que darle a los hechos más importancia de la que tienen. El caso está ahora mismo bajo procedimiento judicial en Venezuela, en cuyo espacio aéreo tuvo lugar el incidente, y no quiero entrar a juzgar quién tuvo la culpa. De todas formas el vuelo en el que ocurrió esto tuvo lugar el día 19 de abril y no el pasado domingo, como han informado los periódicos. »
En un vuelo perfectamente normal, el piloto de Iberia vio acercarse en el mismo nivel de vuelo y a una velocidad aproximada a los 750 kilómetros por hora (el avión español navegaba a 850 kilómetros por hora) al Boeing 727- Jumbo de la Panam.
Según parece ambos aviones tenían autorización de los controladores aéreos venezolanos para circular a ese nivel de vuelo. Mientras la aeronave española trazaba una línea horizontal perfecta, la norteamericana -también debidamente autorizada- estaba ascendiendo de nivel. La casualidad (según el comandante español, las posibilidades de que dos aviones se encuentran en el espacio son casi nulas) hizo que ambos aviones coincidiesen en el mismo punto.
En muy pocos segundos el comandante Puente Munar logró inclinar su avión, de forma que ambas naves se cruzaron a menos de noventa metros de distancia. El DC-10 de Iberia llevaba en aquel momento 250 pasajeros, en su mayoría españoles. El Jumbo de la Panam, otros 250. Según el piloto español ni los propios pasajeros del avión de Iberia se enteraron de la maniobra ni él les informó de lo sucedido.
El avión español aterrizó sin otra novedad en Caracas, mientras que el de la Panam lo hacia en Nueva York. Tras el incidente ambos pilotos establecieron contacto, en el aire por radioteléfono. Y los dos denunciaron posteriormente el hecho ante las autoridades aéreas venezolanas. Ambos comandantes y ambas compañías se encuentran en la actualidad a la espera de que aquéllas esclarezcan debidamente los hechos.
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