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Preparación de las elecciones generales

El PCE inicia su campaña en Madrid en la plaza de toros de Carabanchel

"Celebremos que podamos estar hablando hoy, por primera vez, libremente en la plaza de toros de Carabanchel y no detrás de las rejas de la cárcel de este mismo barrio", dijo ayer tarde Marcelino Camacho, miembro del comité ejecutivo del Partido Comunista de España (PCE), líder de Comisiones Obreras y candidato a diputado por Madrid en las listas de este partido, en el curso del primer mitin que el PCE ha celebrado en Carabanchel (Madrid).

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Más de 25.000 personas asistieron dentro del coso al acto, y por lo menos otras 10.000 permanecieron en el exterior ante el lleno completo que registraba la plaza. Un servicio de orden del PCE, formado por cerca de mil personas, controlaba los accesos a la plaza y distribuía en los tendidos a los asistentes, que, en su mayoría, portaban banderas rejas, pancartas, pegatinas y viseras y gorras con las siglas del PCE.En el estrado, situado en el centro del coso, bajo una bandera del partido y la bandera nacional, se sentaron los seis oradores detrás de una gran pancarta en la que se leía: «Con el PCE por el socialismo en libertad. PCE entre todos; la democracia, para todos la libertad».

Habló en primer lugar Víctor Díaz Cardiel, también candidato del PCE por Madrid, quien, tras saludar a los presentes, afirmó que era el primer mitin que el PCE celebraba libremente en Carabanchel. La aparición de una bandera republicana durante su intervención provocó un ligero incidente, a lo que replicó Díaz Cardiel afirmando que la bandera nacional no debía suscitar recelos, y que, además, la bandera del PCE era la roja con la hoz y el martillo.

Tras la lectura de sendos saludos del PSOE y del PSP, tomó la palabra Julián Rebollo, asimismo candidato por Madrid, quien se refirió a la historia del partido, como una larga etapade lucha, represión, cárcel y «muchos camaradas muertos en el camino por la libertad».

Rebollo reivindicó ayuntamientos democráticos, tras hacer una fuerte crítica a la labor de los alcaldes de Madrid. Seguidamente intervino Dulcinea Bellido, quien habló del papel de la mujer y de la necesidad de su emancipación e integración en la lucha por la democracia. «El PCE -dijo- se ha autocalificado de partido para la liberación de la mujer, y creo que así es, porque es el que ofrece las alternativas para conseguir esa liberación.»

El economista Ramón Tamames, también candidato por Madrid, hizo un análisis de la situación económica, a la que calificó de grave, y expuso los principales puntos del partido para salir de la misma. Se mostró contrario al plan de estabilización (propuesto por Alianza Popular), «pues con él se pretende echar sobre las espaldas de la clase trabajadora y de las capas medias el peso de la crisis», y al plan de falsa austeridad, defendido por el Gobierno. Propuso un plan de recuperación económica basa do en la lucha contra la corrupción, la especulación y el encarecimiento del dinero, y en una seria reforma fiscal, reforma agraria, socialización de la energía y contral del sector público, junto a una reestructuración del sector financiero.

El siguiente orador, Marcelino Camacho, se refirió a las Comisiones Obreras como fuerza de vanguardia en la lucha por la defensa de los intereses de los trabajadores. Atacó a Alianza Popular, a. Fraga y a Bañales,«grupo y hombres al servicio de la oligarquía» y rechazó el pacto social que «ahora nos proponen y es un nuevo engaño a la clase trabajadora». Defendió a los parados, pensionistas y a los jubilados y anunció que el PCE pensaba presentar en el futuro Parlamento un proyecto de ley para conseguir un Código de los Derechos de los Trabajadores y otro sobre amnistía laboral.

Cerró el mitin Simón Sánchez Montero, quien hizo una defensa de la decisión del PCE de exhibir en sus actos públicos la bandera nacional, censurando la labor de la República «que sólo se ocupó en el color de su bandera, que masacró la revolución asturiana de octubre, que no hizo la reforma agraria y que desoyó las advertencias del pueblo sobre el peligro de insurrección». Afirmó que «por un color de una bandera el PCE no arriesgará una nueva guerra civil» y reivindicó para los comunistas el derecho de «ser tan patriotas como los demás». El mitin finalizó con el canto de La Internacional, coreado también por los miles de personas que asistieron al mismo fuera de la plaza.

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