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La catástrofe petrolífera del mar del Norte

Una gigantesca "marea negra" avanza sobre Europa noroccidental

Juan Cruz

La riqueza ecológica de las costas noroccidentales europea está amenazada desde las primeras horas del pasado domingo, en que una avería en la plataforma petrolífera Bravo, en el campo anglo-noruego de Ekofisk, ha provocado una fuga de crudo de tres toneladas por minuto, que equipos especializados norteamericanos trasladados a la zona son incapaces de neutralizar.

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Lo que está ocurriendo en el mar del Norte es algo tremendo, que, como ha dicho un portavoz de la compañía explotadora de la zona, « no llega a calar en la conciencia de mucha gente porque vivimos un mundo entrenado en las catástrofes».El viernes por la noche, la presión del petróleo ascendente -por el enorme tubo de extracción de la plataforma Bravo fue más poderosa que las válvulas de cierre del extremo superior, venció las resistencias mecánicas. establecidas y lanzó sobre el mar un chorro de petróleo que todavía sigue ennegreciendo una zona de 115 millas cuadradas, con una profundidad del orden de los dos metros, que aumenta sin cesar.

Esa barrera creciente se extiende como una línea militar entre Noruega y las Islas Británicas, y avanza, impulsada por el viento, hacia los litorales de ambos países y hacia Dinamarca, el norte de Alemania y, posiblemente, hacia Holanda y el nordeste francés. Es ciertb que su situación es todavía muy lejana, pero la alarma de todos los países costeros es extraordinaria y, en el Reino Unido, se ha establecido ya una impresionante máquina de vigilancia y control.

Pero lo cierto es que la contaminación ya no tiene remedio. La industria pesquera de la zona ha sido irremediablemente dañada, para indignación de los pescadores escoceses.

Pero el razonamiento es inútil cuando miles de millones de dólares dependen de la capacidad productora de los yacimientos marítimos septentrionales.

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Los técnicos americanos están tratando, en un mar bravío que interrumpe el trabajo durante horas y lo dificulta constantemente de, literalmente, «tapar» el extremo superior del tubo de extracción ,con un cierre-válvula lo suficientemente sólido y con la presión suficiente como para frenar el tremen do empujón del aceite emergente.

En el momento de transmitir, no lo han conseguido todavía. la «cinta» de aceite tiene unos 35 kilómetros de longitud y unos dos de anchura, pero crece a ritmo acelerado, impulsada por el viento.

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