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Fuerte represión de una sentada en la carretera Madrid-Cádiz

Tres muertos en un mes y varios más en el tiempo de las obras, han creado sobre la travesía urbana de la carretera nacional, Madrid-Cádiz una leyenda de muerte. La carretera ha sido reacondicionada para el tráfico, facilitando un incremento de la velocidad de circulación, agravada por la puesta en servicio sin semáforos ni pasos elevados. Anteayer, un anciano de 72 años murió atropellado en un paso de peatones. Ayer, 2.000 cordobeses, convocados informalmente por las asociaciones de cabezas de familia a la terminación del entierro de la última víctima, y encabezados por un hijo y familiares de la misma, que se arrodillaron en el centro de la calzada, intentaron una sentada y corte del tráfico. Este, en efecto, fue cortado durante cuatro horas, desde las ocho de la tarde a las doce de la noche, tanto en la carretera como por el interior de barrios conducentes a la salida de la ciudad. Mientras, dos secciones de la Policía Armada equipadas con material antidisturbio, reprimieron con cargas, disparos de goma, botes de humo y otros de gas irritante, a los cordobeses que, enardecidos por la violencia de la represión, lanzaron multitud de piedras sobre la fuerza pública. La carretera fue innumerables veces cortada con barricadas de material de obras, bidones, piedras y vallas. Un autobús de la empresa del servicio público fue detenido y, tras obligar a apearse a los usuarios, desinflaron sus neumáticos y lo atravesaron en un cruce alternativo que se estaba empleando para el tráfico. Las dos secciones de la Policía Armada y otra de la Guardia Civil que, cerca de las once de la noche, acudió a colaborar en la sofocación de la revuelta, fueron incapaces para despejar los cruces en un tramo de dos kilómetros. Las barricadas se restablecían tan pronto se alejaba la dotación que las desmontaba. Dos coches del servicio municipal de bomberos hicieron acto de presencia. Un automóvil aparcado y averiado fue volcado en el centro de la carretera en el cruce con el barrio de Cañero. Los disparos de goma y botes ocasionaron roturas de cristales de distintos establecimientos. Constan las heridas recibidas por un cabo de la Policía Armada y un número del mismo Cuerpo, así como de una señora que fue atendida en la casa de socorro, de un disparo en un muslo, del que se dio cuenta al juez de guardia. No han podido verificarse detenciones así como tampoco otros heridos graves, de los que se comenta por la ciudad.

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