Los derechos humanos, como patrimonio común de los demócratas

Ayer comenzó en Madrid el coloquio sobre El reconocimiento y la protección de los derechos humanos, organizado por el Círculo de Estudios Jurídicos.Habló en primer lugar el decano del Colegio de Abogados de Madrid, Antonio Pedrol, quien definió los derechos humanos como algo ajeno a los partidos políticos y patrimonio común de los demócratas. Tras él intervino Gregorio Peces Barba, quien analizó la historia de los derechos humanos. A juicio del señor Barba, las tres vías fundamentales de la evolución de los mencionados derechos son: la positivación de los mismos, su generalización y su internacionalización.

Félix Pastor Ridruejo hizo un recuento de los términos y adjetivos utilizados en las diferentes legislaciones con relación al tema para señalar que el de «Derechos Humanos» era el más adecuado, enriqueciendo el concepto con la adjetivación de «inherentes a la persona» y no sometibles a ninguna legislación restrictiva.

A continuación intervino Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona que enfocó el tema desde el punto de vista del derecho comparado. A juicio del ponente, en los países en que dichos derechos se respetan se conciben como derechos subjetivos, con licitud y protección efectiva. Los derechos humanos quedan entonces constitucionalizados y tienen siempre acceso a la protección de tribunales independientes. Por el contrario. en aquellos países en que no son respetados se utilizan una serie de métodos sutiles para que se desconozca la aplicación práctica de los mencionados derechos.

Agustín Asís Garrote analizó las fuentes de los derechos humanos y manifestó que no existe derecho fundamental si de alguna forma no está reconocido por el derecho positivo. Declaró su convicción de que el mejor sistema para recogerlos era el mixto, es decir, a través de la Constitución y las leyes ordinarias.

Jaime Miralles concluyó esta primera jornada situando el tema en las coordenadas políticas de la España actual. Puso de relieve la especial incidencia en la España de la transición, por el hecho de pasar de la independencia de los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, manifestando que el reciente enfrentamiento entre el Tribunal Supremo y el Gobierno era un síntoma de la independencia judicial, aunque matizó que esto no se había producido en los últimos cuarenta años. Por último anunció que en su opinión las próximas, Cortes serán constituyentes y que eso no lo podría impedir ninguno de los políticos que se oponen a ello.