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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chillida

¡Dieciocho años de obra gráfica de Eduardo Chillida! Todas las técnicas, prácticamente, del grabado tradicional (litografía, xilografía, puntaseca, aguafuerte ... ) y alguna que otra de su particular invención (los lito-collages, por ejemplo, de su libro en colaboración con Heidegger) constituyen el verdadero argumento de esta exposición antológica, la más abundosa y exhaustiva (de la obra gráfica completa, en efecto, se trata) que de sus artes y oficios de grabador se haya celebrado hasta hoy en el mundo.El verdadero argumento radica, a juicio mío, en eso: en la tenaz dedicación de nuestro hombre a la práctica artesanal, al conocimiento de unos oficios y menesteres que desde antiguo fueron solidarios con la expresión propiamente artística. Primero fue el dibujo, luego la escultura y, a contar de 1959, vino el noble trabajo del grabador a sumarse a aquellas otras dos artes, para, constituir, una vez más, esa trinidad o trilogía que, a lo largo y lo ancho de su hacer, ha sido santo y seña de Chillida.

Chillida

Galería lolas- Velasco. Zurbano, 88.

Al preguntarle (Revista de Occidente, enero, 1976) acerca de la importancia del ejercicio en el plano, para quien se desenvuelve en las tres dimensiones, Chillida me respondió: «Jamás he desatendido la práctica del dibujo y aquellas otras (grabado, litogratlia, xilografía, collage ... ) tan afines como él a la meditación en el plano, ejercicio complementario, más que independiente. de la escultura. La experiencia en la bidimensión y el ataque que espacio tridimensional vienen a ser distintas caras de un mismo enigma. »

¡Meditación en el plano! La obra gráfica de Chillida, contemplada en su totalidad, refleja de inmediato todo un ejercicio meditativo, una ascesis, sobre la frente de la bidimensión, síntesis abstractiva de lo que ha de alzarse en lo alto, ancho y profundo. Si la planta del proyecto arquitectónico entraña la gran abstracción de lo edificado (y no estando en ninguna porción física de la casa, subyace a su totalidad), no de otra suerte la asidua meditación en el plano resume la oculta razón del edificio escultórico.

La confrontación de la obra gráfica de Chillida con su trabajo de escultor deja muy en claro una suerte de intercambio u ósmosis recíprocamente enriquecedora Dijérase que sus primeros grabados son como tanteos lineales de una ulterior concepción volumétrica que, al ir ganando en magnitud, densidad y vuelo, se verá reflejada en las formas generosas distensas, contundentes, de los últimos. Una exposición, en fin, aleccionadora, y muy en particular para tantos y tantos pseudoescultores que, al amparo del sacador de puntos, se limitan a ampliar una maqueta.... o un pisapapeles.

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