"Alianza germano-española en el camino hacia una Europa unida"
Al término de la cena de gala que el presidente de la República Federal de Alemania y su esposa ofrecieron anoche, en Bonn a los Reyes de España, Walter Scheel levantó su copa para brindar por la «alianza germano-española en el camino hacia una Europa unida». En los momentos por los que atraviesa la actual situación política española, el discurso pronunciado por el presidente Scheel, calificado por los observadores políticos alemanes y españoles como importantísimo, no dejó de sorprender a propios y extraños, porque nunca en tan corta alocución se dijeron cosas tan positivas de nuestro país.El viaje de los Monarcas españoles se inició a las once y diez minutos de la mañana (doce y diez, en España) cuando el «avión de Estado» español (el 727 de Iberia bautizado Cataluña) tomó tierra entre grandes medidas de seguridad, en una zona acotada del aeropuerto de Colonia-Bonn. Una hora antes, desde que el avión español había entrado en territorio aéreo germano, se había'cerrado al tráfico el aeropuerto. Al pie de la escalerilla del avión los Reyes fueron saludados efusivaniente por el presidente de la RFA y señora de Scheel, y cumplimentados por las autoridades presentes.
Pasa a la pag. 11 intenso trabajo de los ministros de Asuntos Exteriores
Alemania concede enorme importancia política al viaje de los Reyes
Tras ser rendidos al Rey los honores de ordenanza (himnos nacionales, cañonazos, salvas, revista de tropas, fanfarria), los Reyes, acom pañados de los señores Scheel, se trasladaron en helicóptero al palacio de Gymnich, residencia oficial de invitados de la RFA, un bello palacio situado a treinta kilómetros al noroeste de Bonn, rodeado de bosques y huertas. Allí tuvo lugar, el primer intercambio de impresiones entre los dos jefes de Estado.Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores español, Marcelino Oreja, se reunía con su colega Genscher en el Ministerio federal del Exterior para preparar el complejo temario de las conversaciones que por la tarde iba a sostener don Juan Carlos con el jefe de la diplomacia gérmana, en presencia de Oreja.
Don Juan Carlos sostuvo una segunda entrevista con Scheel en el curso de la mañana (doña Sofía se reunió con la señora Scheel), antes de que los cuatro se reunieran a almorzar en privado y antes de que don Juan Carlos se encerrara con Genscher en el palacio de Gymnich, durante más de una hora, para tratar temas de la máxima importancia parálos dos países, después de la larga reunión sostenida por los dos jefes de las diplomacias germana y española.
Si un jefe de Estado, que viaja en representación de un país, lo hace fundamentalmente para mantener conversaciones al más alto nivel y para establecer contactos que en un futuro puéden convertirse en acuerdos concretos, el ministro de Asuntos Exteriores viaja necesariamente para trabajar y para apoyar la infraestructura del "viaje de Estado". Por ello, si importante fue la cena ofrecida a los Reyes, anoche por el presidente de la República y el discurso pronunciado por Walter Scheel, no menos importante, políticamente hablando, fue la reunión de trabajo y el almuerzo ofrecido por Genscher a Oreja.
Sin que haya trascendido aún nada oficialmente, los temas que trataron los dos ministros fueron al menos siete: situación política española y elecciones, ayuda alemana al proceso de democratización español, cooperación de ambos países en materia nuclear, intereses de los trabajadores españoles en Alemania (en la actualidad hay en este país 110.000 españoles), intereses económicos alemanes en España, mandato de negociación entre España y la CEE, recientemente aprobado, y solicitud de apoyo para el ingreso de nuestro país en la Comunidad Europea y conferencia europea de seguridad (a celebrarse en el mes de junio en Belgrado, y en la que nuestro país gozará de una posición destacada).
De informaciones no oficiales parece desprenderse el hecho de que Oreja le habría expuesto a Genscher el deseo español de hacer una solicitud formal de ingreso en la CEE a principios del próximo otoño. Por otra parte, también le habría hablado de la intención de no legalizar a ningún partido a la izquierda de los comunistas, al menos por el momento. Genscher dijo en su discurso que la visita de los Reyes es de enorme importan cia política y que el camino de la democracia iniciado en España es el mismo camino qué conduce a Europa. Se refirió al tema de los derechos humanos y de la libertad (dos temas que van a primar en Belgrado), para decir que la CEE no es un club exclusivo y que en él tienen que caber todas las demo cracias europeas. El ministro es panol contestó con unas palabras, improvisadas, algo más que protocolarias.
Antes de recibir enáuditncia al ministro federal alemán del Exterior, don Juan Carlos se había reunido en el Beethoven-Halle con el cuerpo diplomático acreditado en Bonn, para asistir antes de la cena de gala, lo que ponía un contra punto cultural a la densa jornada política, a la representación de la ópera «El rapto del serrallo», de Mozart, en el lujoso teatro de la Opera de Bonn, acompañados de los señores Scheel, que ayer dedicaron todo su tiempo a los Monarcas españoles.
Cena de gala
La cena de gala, en el palacio oficial de la Redoutte, se desenvolvió en un ambiente de gran cordiaIidad. Asistió el séquito oficial español completo, encabezado por el ministro de Asuntos Exteriores y la señora de Oreja. A los postres, Walter Scheel, con su elegante aspecto de viejo galán cinematográfico, se levantó para pronunciar un discurso en,el que empezó diciendo que la visita «hace evidente el comienzo de un nuevo capítulo en las relaciones entre nuestros dos pueblos» y que España, por su propia decisión, había escogido el camino de la democracia parlamentaria y de la colaboración con Europa.
Scheel habló de las transformaciones «que vuestro país ha experimentado en el último año y medio», para referirse al valor que ha tenido España para dar pasos audaces. «Bajo vuestra segura dirección se han puesto los cimientos para un nuevo orden político», dijo. En otro momento de su discurso añadió que en este momento decisivo de la historia de España, nuestro país dispone de personalidades que están en condiciones de dirigir por el recto camino el difícil proceso renovador, con sentido de, la medida y con amplia visión.
Dijo también que el camino de la democracia acercará nuestro país a Europa, y al profundizar en el tema de la CEE no dejó en el tintero que «nosotros necesitamos a España tanto como España a nosotros». «Dependemos recíprocamente unos de otros. Esta Europa no sería concebible sin España. »
Hizo alusiones históricas, para pasar a locar el tema de la posible cooperación hispano-germana en dos regiones del mundo en las cuales España podría servir como cabeza de puente. Habló de los emigrantes españoles, «que son muy estimados aquí por su conciencia de sí mismos, su humanidad, su laboriosidad y su segura fidelidad». Y el final de su brindis fue el aludido al principio: «Viva España. Viva la amistad germano-española y nuestra alianza en el camino hacia una Europa unida.»
La respuesta de Juan Carlos fue más protocolaria. Parece que su discurso importante se producirá esta noche, en la cena que devolverá a los señores de Scheel en el palacio de Gymnich.
El denso programa continuará hoy miércoles. El Rey tiene una comida y una reunión con el canciller Schmidt, el discurso del canciller, con ser altamente halagador para España, no tendrá tanto impacto como el del presidente de la RFA. Aquí, con un sistema político distinto al español, la figura del presidente es más bien representativa, aunque importante. Sus decisiones tienen que contar con el consentimiento del canciller. Y Schmidt, con ser buen amigo de España, es algo más duro de roer, porque su partido, la socialdemocracia, SPD, le va a atar más corto. La euforia oficial alemana en su amistad hacia España contrasta un poco, con la postura del hombre de la calle, que, eso sí, vería con buenos ojos la reincorporación de España a Europa, pero a la que, por el momento, sólo le preocupa que la transición en España se haga por la vía pacífica. Porque son muchos los intereses económicos que poseen en España.
Con todo, el éxito de esta primerajornada ha superado a la propia organización. La diplomacia española presente en Bonn está pletórica. Esperaban un nuevo espaldarazoá la Monarquía, pero Scheel ha sido más generoso: ha hablado, para empezar, de una nueva alianza germano- española. A más de uno se le, ocurrirá pensar en la posibilidad de un eje Madrid-Bonn, cuando en el Parlamento Europeo haya un censo adecuado de españoles. Y más si Francia deriva a la izquierda en las próximas legislativas.
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