Kenneth Davies,
sargento de policía británico, vio con sorpresa y sumo agrado cómo heredaba nada menos que veintitrés millones y medio de pesetas. La historia es curiosa: el sargento, de 45 años, acudía siempre a las llamadas de una anciana de 77 años, Violeta Salomon. El sargento iba en bicicleta y se portaba afablemente con la señora. Cuando la señora hizo testamento, dejó al policía cuanto tenía: 200.000 libras. La familia de la señora impugnó el testamento, pero el juez dictaminó a favor del sargento. Ahora está retirado del servicio, casado, tiene dos hijos y dice que va a emplear el dinero en vivir cómodamente rindiendo el debido culto a su benefactora.
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