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Martín Villa, temeroso ante el "Aberri Eguna"

El ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa, mantuvo ayer, hacia las dos de la tarde, una desabrida entrevista con representantes del PNV, PSOE y ESB (el que iba en nombre del PCE hubo de quedarse a la puerta del despacho ministerial) para conocer las garantías que ofrecen estos partidos para la celebración pacífica del Aberri Eguna en Vitoria, el próximo domingo.A lo único que se comprometió el ministro, después de veinte minutos de conversación, fue a dar la respuesta definitiva a última hora de ayer a través del gobernador civil de Alava, que por su parte había manifestado ya el martes por la noche a un dirigente de ESB que la manifestación iba a ser autorizada.

Según los interlocutores del señor Martín Villa, el mayor temor del ministro era la presunta intención de algunos grupos extremistas vascos de convertir el Aberri Eguna en una jornada de lucha. A lo que los representantes vascos replicaron que la radicalización de la postura de las fuerzas políticas y la conversión de la celebración en una jornada de lucha serían, sin duda, la consecuencia lógica de una prohibición gubernativa.

Cien mil personas

Según el manifiesto suscrito por las cuatro organizaciones arriba citadas, el Aberri Eguna que propugnan consistiría en una manifestación que recorrería los dos kilómetros y medio que separan la plaza de la Hispanidad del campo de Mendizorroza. La marcha iría encabezada por la ikurriña, como emblema único, y por una pancarta que recoja las tres reivindicaciones esenciales de la jornada: amnistía total, libertad para todos los partidos políticos y autonomía.

Tras las ikurriñas figurarían los representantes de los cuatro partidos que se comprometen a garantizar el orden, que en su aspecto material estaría salvado por 4.000 militantes de las citadas organizaciones.La manifestación, a la que se esperaba una concurrencia de al menos 100.000 personas, terminaría con un minuto de silencio en memoria de los muertos por Euzkadi y entonando todos el himno de los soldados vascos («Eusko Gudari»).

Por lo que respecta a la expresión de las consignas ya señaladas, se otorga a cada partido la posibilidad de llevar hasta una decena de pancartas firmadas, en las que cabe una interpretación liberal de esas reivindicaciones fundamentales, sin que las leyendas tengan que limitarse a una simple repetición.

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Este punto es el que ha originado una profunda división entre las fuerzas políticas vascas a la hora de firmar una convocatoria conjunta.

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