La necesaria unanimidad dificulta los acuerdos comunitarios
En veinticuatro horas, dos consejos de ministros del Mercado Común concluyeron en fracaso. Los ministros de Agricultura de los nueve, por oposición británica, no lograron un compromiso final en la fijación de los precios agrícolas CEE. Sus colegas de investigación fracasaron también, por quinta vez consecutiva, en su proyecto de implantación de un centro de fusión termonuclear controlado. La lección política de los resultados negativos de ambas sesiones tienen mucho que ver con la práctica de la unanimidad entre los nueve, necesaria para decisiones comunitarias.En agricultura, los británicos protagonizaron la oposición, rechazando todo compromiso para adoptar un aumento medio del 3,5 % de los precios agrícolas CEE, para¡ la próxima campaña, que debía iniciarse el próximo viernes, 1 de abril.
Aunque no existe relación directa entre los problemas agrícolas y los de investigación nuclear, lo cierto es que, al día siguiente del fracaso del compromiso agrícola, hubo serias reservas de muchos países miembros, entre ellos Francia, para aceptar la implantación del JET (Joint European Torus) en Culham, Gran Bretaña.
«El juego de la unanimidad de los consejos de ministros no debería llevarse hasta tales extremos», declaró hoy Guido Brunner, miembro de la Comisión Europea, responsable de la política energética.
Son muchos los observadores que comienzan a interrogarse sobre las posibilidades de seguir gobernando una comunidad de nueve bajo la regla de la unanimidad. La ampliación de la CEE, con la entrada de Grecia, Portugal y España, debería aportar la lógica reforma institucional, concluyendo con la aprobación de proyectos por mayoría. Por lo menos en asuntos de segundo orden.
Lo curioso del litigio JET que, gracias a su tecnología avanzada para la investigación de la fusión termonuclear controlada, debería dotar a Europa de nuevas fuentes de energía a partir del año 2000, es que ningún Gobierno discute su necesidad.
Pero nadie quiere aceptar la concesión de los fondos necesarios para la primera fase de la operación -unos 8.000 millones de pesetas-, sin que se fije su localización previa.
Cuatro centros se disputan la sede: Cadarache (Francia), Ispra (Italia), Garching (RF de Alemania) y Culham (Gran Bretaña).
El malestar político creado por el fracaso de los precios agrícolas, donde los británicos tienen toda la responsabilidad, creó reservas para el JET. Por una diferencia de unos.dólares en el precio de la mantequilla, el Gobierno británico ve anulada la concesión del proyecto.
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