Aumentan los síntomas de debilidad de la socialdemocracia alemana
La rapidez con que el Gobierno social-liberal de Bonn ha dado el visto bueno a la «ley para la Reforma Impositiva», que supondrá el aumento de la tasa al valor añadido de un 11 a un 13 % a partir del próximo año, se ha interpretado como un signo de que la coalición gubernamental está a punto de tirar la toalla.
A pesar de la crítica masiva en la calle, y de la resistencia de las dos Cámaras legislativas, el Gobierno impone la reforma. Los liberales, por su parte, hablan de convocar un congreso extraordinario para revisar si merece la pena mantener la alianza con los socialdemócratas. Estos, por su lado, preparan la vuelta a la oposición, si es que es cierto lo que anticipa la prensa más conservadora.Dado el sobrepeso democristiano, en el Consejo Federal y la inestabilidad «afectiva» de los liberales en el Parlamento, se cuenta de antemano con que esta reforma fiscal no cruzará la barrera del legislativo, al menos tal como se presenta.
La tensión domina en el partido Liberal desde que comenzó la serie de descubrimientos de escuchas policiales. Un sector del partido, encabezado por la sección de Hamburgo, ha pedido la dimisión del ministro del Interior, Maihofer, para salvar in extremis a la coalición.. Otro sector, tentado por la Democracia, Cristiana, pide la ruptura con los socialdemócratas para «salvar el honor del partido». Según Die Welt (conservador), el líder parlamentario de la socialdemocracia, Wehner, «prepara otro golpe del estilo del de 1973», que le costó la cancillería a Willy Brandt. También se propone «salvar la posición moral del partido». En definitiva, el clima político de la República Federal de Alemania podría resumirse con el clásico «sálvese quien pueda, y yo el primero».
Más casos de espionaje policial
Entretanto, prosigue la serie de nuevos casos de espionaje policial. El propio Genscher, líder liberal y ministro de Relaciones Exteriores, se enteró a su regreso de Madrid que cuando ocupaba el puesto de ministro del Interior, de 1969 a 1974, se produjeron también acciones de este tipo sin conocimiento suyo, según confesión propia.Esto quiere decir que la policía política ha campado en este país a sus anchas sin contar ni con el canciller ni con los jefes de los departamentos ministeriales de los que depende. Sí se añade que determinados ministros, como Maihofer, sí estaban al corriente de algunos pormenores, el desconcierto es ex plicable. Por esta razón, se ha sugerido en el Parlamento que el servicio secreto debería quedar supeditado al control de los jefes de las fracciones, al fin y a la postre más representativos del electorado que los ministros. De este modo se evitaría la repetición de situaciones como la actual, en la que, por lo menos, perdura la sospecha de actuación anticonstitucional lanzada contra el ejecutivo.
Durante las últimas horas, el ministro del Interior, Maihofer, ha reconocido cinco casos más de es cuchas policial es. En uno de ellos fue controlado, por la policía un grupo de socialdemócratas griegos alojados en un hotel de Hamburgo.
Advertencia a los «jusos»
Mientras tanto, el vicepresidente del Bundestag, Hiermann Schmit-Vockenhausen, advirtió ayer a los «jusos», que como integrantes de la socialdernocracia (SPA) no pueden colaborar con los comunistas.Tras la elección, el domingo pasado, de Klaus Benneter, perteneciente a la fracción radical pro marxista, como presidente de la Juventud Socialista («jusos»). Schmit-Vockenhausen dijo ayer en el diario Bild que los que estén pensando en una colaboración con los marxistas deben abandonar la socialdemocracia.
«El partido -expresa- espera ahora que se tomen en cuenta las advertencias hechas por el secretario general, Egon Bahr, en el congreso de los "jusos"
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