La supervivencia del Gobierno laboralista depende ahora de los liberales
Hasta el miércoles próximo, cuando el Parlamento se pronuncie sobre el voto de «desconfianza» en el Gobierno laborista propuesto por la oposición conservadora, el Reino Unido vivirá un ambiente parecido al de una campaña electoral.
Si la moción de censura prospera, habría elecciones generales en este país probablemente el 28 de abril, aunque otros pronósticos señalan que esa consulta tendría efecto después de las elecciones municipales, previstas para los primeros días de mayo.Las posibilidades de que se cumpla la pretensión de los conservadores de acabar con la Administración laborista, son todavía inciertas, porque la mayor parte de los partidos minoritarios no han decidido cuál va a ser su comportamiento el miércoles en la Cámara de los Comunes.
La clave de la votación la mantienen los liberales, cuyo líder, David Steel, repite que su partido se pronunciará en bloque contra el Gobierno y forzará unas elecciones generales si Callaghan no acepta un compromiso político que convierta al laborista en «un Gobierno de interés nacional», que consulte con frecuencia al resto de los grupos parlamentarios.
Entre las concesiones que pide David Steel hay algunas que indignan a la izquierda laborista, con la que en este momento Callaghan no puede permitirse enfrentamiento alguno.
Exigencias de Steel
En la lista presentada por el líder liberal figuran cambios en la ley de devolución de poderes a Escocia y Gales, que debe contemplar la imposición de la representación proporcional, elecciones inmediatas, también por representación proporcional, para cubrir los escaños del Parlamento Europea, una ley de relaciones laborales que no resulte tan favorable al poder del trabajador como la que han propuesto un grupo de académicos y sindicalistas, y una serie de reformas en el sistema impositivo que tranquilice a los empresarios y a los inversores.La presión del Partido Liberal, que tiene trece parlamentarios en los Comunes, unida a la que va a ejercer el grupo laborista «disidente» de la derecha, dirigido por el ex ministro Reginald Prentice, podría inclinar al Gobierno de Callaghan a tomar una actitud más conservadora que la que actualmente sostiene, en el caso de que acepte un compromiso de aquellas características.
Callaghan va a tratar que sus compromisos con otros partidos sean inocuos. Su máxima preocupación son los diez unionistas del Ulster, que tradicionalmente han votado con los laboristas, pero que en esta ocasión se muestran indecisos porque creen que la política del Gobierno con respecto de Irlanda del Norte hacia los terroristas republicanos es demasiado blánda.
La perspectiva de una elección general inmediata parece especialmente avalada. por la actitud de los nacionalistas de Escocia y Gales. Margaret Thatcher, la líder conservadora, ha elegido un buen momento para ganarse el apoyo de los nacionalistas y forzar la consulta electoral. El fracaso gubernamental en su propuesta de ley de devolución para las dos regiones citadas, les ha dado confianza a los dos partidos tradicionales sobre un posible triunfo en unas elecciones anticipadas. La principal razón política por la que los laboristas querían introducir cuanto antes las medidas descentralizadoras era porque querían asegurarse su predominio parlamentario en Escocia y Gales. Si no se garantizaba la autonomía, los partidos independentistas podrían pasar a dominar los escaños suficientes como para convertir al Partido Laborista británico en un partido puramente inglés. Y en Inglaterra son los torys de Margaret Thatcher los que muestran una fortaleza política más considerable.
Actualmente, los laboristas dominan 310 escaños, a los que podrían sumarse en la votación de confianza del miércoles los dos laboristas escoceses y los dos republicanos del Ulster. Los conservadores, que tienen 278 parlamentarios, podrían contar con el apoyo de los trece liberales, los once nacionalistas escoceses, los diez unionistas del Ulster y los tres nacionalistas galeses. No se descarta un resultado de 314 votos a favor del Gobierno y 315 a favor de la oposición.
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