Continúa enfermo Pablo VI
Pablo VI no se ha restablecido todavía de la gripe que el miércoles de la semana pasada le obligó a anular la audiencia general que concede a los fieles todas las semanas. El domingo se asomó a la ventana de su estudio, a la hora del Angelus para bendecir a los fieles y pronunció unas breves palabras, exhortando a la paz.Han sido anuladas las audiencias fijadas para hoy con el Secretariado del Sínodo Mundial, de los obispos y con el doctor Potter, ex secretario del Consejo Ecuménico de las Iglesias. Según un portavoz del Vaticano, no se sabe todavía si el Papa concederá audiencia mañana.
Pablo VI cumple ochenta años el 26 de septiembre y padece una artrosis crónica en la rodilla derecha y en las cervicales. Para evitar al máximo caminar, hace meses hizo abrir un pasaje en un muro de once metros de espesor, al lado de la capilla de la famosa, Piedad, de Miguel Angel, la primera a mano derecha según se entra en la basílica de San Pedro. Desde sus habitaciones privadas suele bajar en ascensor hasta el patio interno de San Damaso, y en automóvil va al citado pasaje, desde donde, revestido y en silla gestatoria, entra en la basílica.
Cualquier indisposición del pontífice suele producir alarma en los ambientes religiosos. El portavoz de la sala de prensa vaticana desmintió ayer todo rumor alarmista. Sin embargo, en los mismos ambientes vaticanos ha producido consternación el asesinato perpetrado días pasados en El Salvador del jesuita Rutilio Grande García, de 49 años. Según un comunicado de la casa generalicia de la Compañía de Jesús, el padre Grande García, que era párroco de Aguilares, había recibido de las autoridades un aviso de posible expulsión del país a causa de sus «actividades comunistas».
El comunicado precisa que en El Salvador, donde residen unos sesenta jesuitas, «vive otro sacerdote del clero secular que se encuentra todavía en estado de coma, a causa de las torturas a que fue sometido». Fuentes autorizadas precisan que se trata de jesuitas que se proponen aplicar un apostolado de acercamiento al pueblo dentro de la más estricta ortodoxia de la Iglesia y espiritualidad de la compañía.
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