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El "caso Traube" divide a la opinión publica alemana

El caso Traube no ha provocado la caída del ministro del Interior de la RFA, Maihofer, respaldado por el Gobierno en pleno, pero obligará a transformar los cuadros de control parlamentario en materia de secretos.

En relación con este mismo asunto, se observa en Alemania Federal una profunda división en la conciencia pública entre quienes desean a toda costa un Estado fuerte y quienes defienden la libertad de información y de movimiento por encima de una discutible intervención estatal como la del ministro Maihofer.Refiriéndose al control ejercido sobre el científico nuclear Klaus Robert Traube por el servicio secreto alemán, movido por sospechas de contactos de Traube con supuestos terroristas, el jefe de la fracción socialdemócrata en el Parlamento de Bonn, Wehner, ha pedido que el ministro responsable de la seguridad interior diga categóricamente si actualmente se controla a algún otro ciudadano y si existe o no una red de escucha tendida contra personas privadas. Si fuese así, piensa Wehner, este control «sería una barrera que atentaría contra el Estado de Derecho, y con el tiempo sería un instrumento muy útil para las fuerzas reaccionarias que persiguen un objetivo bien distinto al fin que se propone el servicio de información ejerciendo estos controles policiales».

El Caso Traube ha dado ocasión de medir el grado de conciencia política, liberal o no, de los alemanes rnedios. Una revista conservadora, Die Zeil, concluye, tras realizar una encuesta, que el 64% de los alernanes ve bien que continúe en su puesto el ministro Maihofer, a pesar de la irregularidad del caso del científico atómico. Tan sólo un 15 % considera que esta decisión, la de ordenar el control sin orden judicial, exige la dimisión de Maihofer. El 44 % de los consultados ve bien la acción policial y un 37 % la recrimina. Más significativa aún parece la actitud de los encuestados sobre el derecho de una revista como Der Spíegel a publicar documentos secretos como los que ha difundido este semanario sobre la «operación Traube». Casi la mitad de los que opinan (47 %) están en contra de la difusión de estos documentos, por lo que podrían significar de desprestigio del poder establecido, mientras que un 44 % se manifiesta a favor, teniendb en cuenta que la prensá contribuye a purificar el ejercicio del poder denunciando estas irregularidades.

La filtración de estos papeles secretos, entre ellos órdenes cursadas por el ministro, ha movido a los jefes de las fracciones parlamentarias a pedir que se reduzca el número de los llamados hombres de confianza que integran un organismo de doce diputados, tres por cada partido representando en el Bundestag, más los jefes de las fracciones. Con esto se mantendría más fácilmente el carácter de secreto de las cuestiones no destinadas a la publicación. Si el número de estos hombres de confianza se redujese a seis, tal y como se ha pedido, este gremio parlamentario volvería a ser lo que fue al fundarlo el canciller democristiano Adenauer en 1956: un vínculo entre el servicio secreto alemán, el Parlamento y el Gobierno.

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