Rumanía, asolada por un intenso temblor de tierra
Un fortísimo temblor de tierra sacudió anoche Rumania, causando «grandes daños materiales y numerosas víctimas», según informaciones de Radio Bucarest captadas en Belgrado. El seísmo, de intensidad 7,2 grados en la escala Richter, según el observatorio de Viena, comenzó a las diez y veinte de la noche, hora española, y su epicentro se sitúa cien kilómetros al norte de Bucarest. Los sucesivos temblores se extendieron por toda Europa oriental, desde Moscú, en el Norte, hasta Grecia, por el Sur.
La emisora rumana ha transmitido un decreto presidencial proclamando el «estado de urgencia» en el país. El presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, en gira por varios países africanos, debía entrevistarse hoy en Palma de Mallorca con el rey don Juan Carlos. A la hora de cerrar esta edición fuentes diplomáticas rumanas ignoraban si tal encuentro podrá tener lugar, toda vez que Ceaucescu, que anoche estaba en Lagos, capital de Nigeria, podría volar directamente a su país.Las emisoras rumanas emiten marchas fúnebres y las comunicaciones con Bucarest están interrumpidas. La embajada rumana en Madrid manifestó a EL PAIS de madrugada que durante horas habían intentado en vano ponerse en comunicación con la capital. Fuerzas del ejército han sido destacadas al norte del país para cooperar en los trabajos de salvamento. Parece que numerosos edificios de Bucarest se han desplomado y la población se ha lanzado a las calles para proteger su vida.
Radio Bucarest emite constantes llamadas urgentes pidiendo el corte del suministro de gas a los edificios y solicita de toda la población que coopere en los trabajos de descombro. Los empleados públicos y los trabajadores han sido convocados a sus puestos para asegurar los suministros vitales de agua y alimentos.
Operadoras telefónicas yugoslavas han podido comunicarse con colegas rumanas, que repiten: «Hay víctimas en Bucarest, hay víctimas en Bucarest». Un representante de la embajada rumana en Viena declaró de madrugada que todas las líneas telefónicas y de télex han quedado cortadas entre Rumania y Europa occidental. Según el Instituto Metereológico vienés, la mayor sacudida ha tenido lugar en la región de Transilvania.
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El seísmo afectó a la totalidad de Europa oriental
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El seísmo, cuyas ondas expansivas han afectado a toda Europa oriental y hecho oscilar fuertemente los sismógrafos canadienses y norteamericanos, ha provocado escenas de pánico en numerosos países. Desde el momento de producirse el seísmo, el centro sismológico de Washington lo localizó al norte de Bucarest, mientras que fuentes canadienses situaban su epicentro en la frontera turco-soviética, a treinta grados de latitud Norte y 33 de longitud Este. El observatorio de Ottawa anunció inmediatamente después un «seísmo de importancia mayor» en el área mediterráneo-oriental.
En Viena, el terremoto se sintió ligeramente y no causó víctimas ni daños. En Yugoslavia, el observatorio de Belgrado registró una intensidad de 6,5 grados, y las gentes se lanzaron a las calles, pero tampoco hay noticias de que los sucesivos temblores produjeran muertos o heridos. En Italia, las llamadas telefónicas bloquearon las centralitas de los bomberos y la policía, y romanos y napolitanos abandonaron sus hogares creyendo que el seísmo iría a más.
El puerto griego de Salónica fue sacudido por cinco temblores sucesivos, y la policía anunció que no había qué lamentar víctimas o daños materiales. Atenas también percibió el seísmo, pero muy amortiguadamente. En Sofía, la capital de Bulgaria, los vecinos abandonaron sus hogares, temiendo que las sucesivas sacudidas se incrementaran en intensidad.
En Moscú, el seísmo se percibió a primeras horas de la noche; la capital soviética no está situada en zona sísmica, y sus habitantes se extrañaron, más que atemorizarse, debido a lo leve del temblor.
En España, el observatorio de Granada ha anunciado que el jueves se produjeron cuatro terremotos en la capital andaluza, ninguno de los cuales, sobrepasó la intensidad de 2,5 en la escala Mercalli. Los seísmos tuvieron lugar a las tres y cuarto de la tarde, y sólo fueron percibidos por los habitantes de los pisos altos. El epicentro se localizó en el vecino pueblo de Armilla, a seis kilómetros de la capital y a una profundidad de entre cinco y diez kilómetros.
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