Tres mil personas acudieron a homenajear a Tarradellas

A pesar de la prohibición del homenaje al presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio, Josep Tarradellas, por parte del Ministerio del Interior francés, y no obstante haber sido desconvocada la concentración popular por parte del comité organizador del mencionado acto, algo más de 3.000 personas acudieron a Perpignan el pasado domingo con el fin de saludar al presidente.Durante mañana de este día, el presidente recibió a varias delegaciones de catalanes en el mismo hotel donde se hospeda desde hace doce días, el Hotel de France.

Al mediodía comió con un centenar de catalanes, la mayoría de eIlos representantes de los partidos políticos catalanes y organismos unitarios en el hotel Rallye. En este establecimiento hotelero, y por espacio de dos horas y media, fueron desfilando para saludar al presidente la mayor parte de los catalanes que habían acudido aPerpignan.

Mientras se celebraba la recepción, se dieron repetidos vivas a Cataluña y a su presidente, entonándose también en repetidas ocasiones, Els Segadors, himno nacional catalán.

Posteriormente, el presidente Tarradellas se trasladó al cementerio de Perpignan donde colocó un ramo de claveles rojos en el monumento al presidente Lluis Companys y a todos los catalanes caídos por la libertad.

Más tarde, no obstante existir una prohibición expresa de no acudir a la localidad de Saint Cyprien, el presidente decidió dirigirse a la mencionada población -distante doce kilómetros de Perpignan- con el fin de depositar un ramo de rosas en el monumento a Lluis Companys, que se levanta en la misma playa de la citada localidad, en donde en 1939 se levantó un campo de refugiados republicanos.

En aquella localidad, el presidente Tarradellas fue recibido con muestras de entusiasmo por parte del centenar de catalanes que habían permanecido a lo largo de todo, el día en el lugar de la prohibida concentración.

A últimas horas de la tarde, en la localidad de Figueras, distante 135 kilómetros de Barcelona, se formó una caravana automovilística de más de cinco kilómetros de longitud que se dirigió a Barcelona.

Ya en las Ramblas, y coincidiendo con el final de la tradicional «ballada» de sardanas, hubo diversas manifestaciones espontáneas. La policía dispersó los diversos grupos que se iban formando, cargando contra algunos automóviles y retirando las banderas catalanas que se encontraban adheridas a las carrocerías de los mismos.

En el día de ayer, el presidente Tarradellas, siguió recibiendo a diversas delegaciones catalanas. Entre estas delegaciones cabe destacar la del partido político Centre Catalá.