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Ligera

La canción gallega: una expresión para un pueblo

La canción popular gallega ha sufrido, más que ninguna otra, los rigores de la mixtificación. En unos momentos en los que había que luchar por la defensa y actualización del propio idioma, Andrés do Barro saltó a la palestra discográfica con uno de los engendros comerciales más oportunistas que se hayan producido en cualquier lugar, O tren con su clamoroso éxito, fue un golpe más de los muchos que ha tenido que soportar la cultura gallega.

J. M. COSTAPero en el mismo momento histórico nació lo que había de constituirse en embrión de una de las manifestaciones musicales populares más profundas de nuestro Estado. Hablo de Voces Ceibes (Voces Libres) nombre que agrupaba en el año 68 a algunos de los mejores y más comprometidos cantantes gallegos. Voces Ceibes por unas u otras causas, nunca llegó a consolidarse como lo hicieran Els Setze Jutges. Sus primeros componentes fueron Xavier, Benedicto Miro Casabella, Xerardo Moscoso, Guillermo Roxo y Vicente Aranguas. Muchos de ellos tuvieron que dejar la canción, siendo verdaderamente dramático el caso de Xerardo Moscoso, expulsado por ser de nacionalidad mexicana (sus padres eran emigrantes) y al cual se le pide actualmente para asentarse en Galicia la convalidación de unos estudios de Medicina que cursó ¡en Santiago de Compostela!

Tradición y problemas

Recogiendo una tradición cultural que se remonta en nuestra época hasta Rosalía y que pasa por Castelao, Cabanillas y Celso Emilio Ferreiro, la canción gallega trata de salvar a su tierra del folklorismo de llanto y lluvia en que se había visto sumergida durante siglos. Pretende cantar problemas reales, como la emigración, el campo, las expropiaciones forzadas (plato indeseado de muchas familias), la descapitalización y abandono del país... Y tratan de hacerlo en la lengua del pueblo, en una época en que las buenas familias de La Coruña, Santiago o Vigo consideraban de mal tono hablar gallego o incluso conservar su acento. El bajo nivel económico de los gallegos ha hecho muy difícil la supervivencia de los cantantes, por cuya razón todos ellos hubieron de buscar trabajos colaterales, renunciando al profesionalismo hasta hace bien poco. Los grandes festivales tampoco han podido tener una continuidad y así se han sucedido intentos, principalmente en Vigo y en Santiago que se vieron abortados por multitud de factores. Para completar el cuadro ha de hacerse notar que la canción gallega es, tal vez, la que más prohibiciones ha cosechado manteniéndose en la actualidad esta situación ante una estructura local que recuerda eras feudales.

A pesar de todo...

La canción gallega en su conjunto mantiene un alto nivel de calidad. Tanto sus letras como su música, se nutren de tradiciones y culturas que, como la celta, poseen una gran personalidad. Pero no se ha limitado a eso, sino que intenta avanzar estéticamente cada vez más, profundizando en esas tradiciones e incorporando todas las nuevas vivencias y experiencias que ha producido el paso de los años. Haciendo abstracción de Amancio Prada, que no vive en Galicia y cuya obra se encuentra teñida de un cierto romanticismo novecentista y de Luis Emilio Batallán, dedicado por completo a su trabajo de médico rural, los principales intérpretes tal vez sean Benedicto, Jei Noguerol, Miro Casabella Bibiano.Benedicto es uno de los antiguos. Participó en la fundación de Voces Ceibes, realizó algún disco sin mayor proyección y colaboró en el Eu veu ser una topeira de José Afonso. Posee buena técnica a la guitarra e interpreta sus temas con una gran efectividad. Su único pero, viene dado por su dificultad para componer, cosa extraña, ya que cuando lo hace consigue grandes resultados. Actualmente se halla en puertas de grabar su primer LP, lo que ayudará sin duda a su consolidación.

Jei Noguerol por su parte, es muy joven. Ha grabado varias veces para Edigsa. No ha conseguido todavía la proyección que debiera poseer en su tierra. Musicalmente, sigue el camino de sus compañeros, pero sin alcanzar todavía el grado de madurez que les caracteriza. Miro Casabella, por su parte, acaba de editar un LP, Ti Galiza, que puede considerarse fundamental. Miro trabaja en dos frentes: el de la recuperación de temas tradicionales que por su contenido no han sido tocados nunca por la sección femenina y el de la musicación de textos, básicamente de otros poetas. Su colaboración con José Mario Branco (productor de José Afonso) confiere un cierto aire portugués a su trabajo, cosa lógica y que viene a constituirse en una posible vía de expresión. Bibiano en cambio ha introducido en su único LP Estamos Chegando O Mar un tratamiento eléctrico, llegando en ocasiones a colocarse (Amador y Daniel) en la vanguardia musical del Estado, saltándose divisiones entre rock y canción popular. Su tesitura de voz, muy alta, se complementa perfectamente con unos textos y una música de una sensibilidad exquisita. Podría decirse, que de alguna forma los cantantes gallegos pretenden hacer música, no se limitan al panfleto más o menos desnudo y en ello reside su mayor virtud. Grandes cantantes para una tierra que los necesita.

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