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El"honor de los hermanos Lozano" y los toreros colombianos'

El toreo en América, sobre todo cuando tiene el protagonismo de ciertos profesionales españoles, nos llega habitualmente envuelto en una nebulosa triunfalista, que aquí -la experiencia manda - aceptamos sólo con reservas, y no exclusivamente en la sección taurina de este periódico sino en la de la mayor parte de nuestros colegas, como cualquiera puede comprobar.

Por eso la información recibida a través de Efe de que los toreros colombianos se manifestaban violentamente para protestar de las actividades monopolísticas y otras irregularidades de la empresa Escol Ltda., en la cual -sabíamos todos- están metidos los hermanos Lozano, la matizamos y ampliamos, mediante datos obtenidos en medios profesionales españoles y colombianos, y las correspondientes informaciones aparecieron en EL PAIS los días 1 y 4 últimos. Eduardo Lozano respondió con diversas puntualizaciones en carta al director publicada el pasado domingo y como discrepamos objetivarnente de lo fundamental de las mismas, nos vemos obligados a volver sobre el tema, que ya habíamos dado por concluido.No participa directamente en Escol Ltda. Eduardo Lozano como muy bien dice éste en su carta, y rectificamos en toda regla el dato- pero sí sus hermanos José Luis y Pablo, y aquél no en calidad de gerente designado por supuestos, accionistas colombianos -como asimismo da a entender el comunicante- sino de accionista químicamente puro. Nuestra información es esta: constituyen Escol Ltda. cuatrocientas acciones, 396 de las cuales son de los hermanos José Luis y Pablo Lozano y cuatro del colombiano Valentín Osa Escallón. Muy conocido el último en Bogotá, no tanto por sí mismo como por su hermano Manuel, que es notario número dieciocho de la capital, personaje influyente, amigo íntimo del ex presidente de Colombia Misael Pastrana Borrero y del secretario privado de este, y los tres, entre sí, con muy acusadas afinidades. En tiempos de la legislatura de Pastrana se constituyó Escol.

Es el caso que numerosos toreros colombianos han denunciado por escrito y ante las autoridades a Manuel Osa y a Pedro Domingo (este, colombiano, es el gerente de la empresa), de recibir de ellos graves presiones y del primero equívocas proposiciones. La pretensión era que los toreros firmaran peticiones de destitución del presidente de la Unión de Toreros Colombianos (Undetoc), de un lado, y de otro que se dieran de baja en este sindicato y de alta en la Federación de Toreros Colombianos, fundada en agosto de 1975 (después que Escol), con la que, al decir de Eduardo, «nada tienen que ver los hermanos Lozano», pero está claro que tal afirmación es, por lo menos, discutible. La amenaza. a los toreros era el veto absoluto en las plazas que administra Escol, cuyas acciones -es preciso insistir- poseen en un 99 % los señores Lozano.

Las denuncias llegaron al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la República, donde se abrió el oportuno expediente, al que se incorporaron otros importantes considerandos, a resultas de todo lo cual el departamento emitió dictamen y cursó escritos oficiales al alcalde mayor de Bogotá y al director general de la Policía Nacional, de los que entresacamos textualmente algún que otro párrafo: La empresa Escol Lida, no sólo persiste en la violación de las leyes de trabajo, sino que se burla de las autoridades de la República y se coloca en franca rebeldía contra ella... La conducta de la empresa ha originado otras decisiones del Ministerio de Trabajo... Se han allanado todas las exigencias estatuidas en las normas laborales vigentes... Como colofón, el Ministerio se dirigió a las referidas autoridades para que no se realice ningún espectáculo taurino en la plaza de toros «Santa María» de Bogotá, programado o auspiciado directa o indirectamente por Escol Ltda., que gerencia el señor Darío Piedrahita (de nombre, artístico, Pedro Domingo). Permitir tales actuaciones -concluye el escrito- sería convalidar el abierto desafío que los representantes de dicha empresa han hecho a las autoridades de la República.

Insistimos en que el escrito es oficial y se refiere tanto a las mencionadas denuncias de los toreros como al incumplimiento, por parte de Escol, de las condiciones de su contrato de arrendamiento, entre ellas la celebración anual de un mínimo de veinte novilladas. Dice verdad Eduardo Lozano cuando puntualiza que de no cumplir Escol con sus obligaciones,el Municipio bogotano debe denunciar el contrato, pero no toda, pues la cuestión está en que, efectivamente, esas obligaciones no las ha cumplido en el pasado ni en el presente (aunque en la carta al director anuncie que las cumplirá en el futuro), y si el alcalde mayor no ha ordenado la suspensión de actividades de Escol, cual es el mandato del Ministerio de Trabajo, ésta ya es responsabilidad de dicha autoridad, que ha sido denunciada ante el juez de instrucción criminal de Bogotá por prevaricato y se ha abierto investigación. En este documento se acusa al alcalde de supuesta conducta delictiva, y a Escol Ltda. -cito palabras textuales- de supuesto tráfico de influencias, soborno, chantaje, coacción y utilización de numerosos procedimientos inmorales, ilegales y francamente delictivos.

Lozano decía en su carta que los precios de las localidades de la plaza de Bogotá, que indicábamos en nuestras informaciones, no son exactos, y es cierto, porque son superiores: en 1975 llegaron a aumentarlos en un 161 % en relación con el año anterior. Y mientras tanto, los impuestos eran rebajados del 34 al 2 % (no al 12, como rectifica Lozano), fruto de tres años de lucha de Undetoc y como fórmula para que pudieran celebrarse novilladas y promover el toreo nacional. Aún así el apoderado puntualizador afirma que «el negocio no es tan brillante», lo cual quizá no revele otra cosa que su ilimitado sentido de la medida.

El honor de los hermanos Lozano no ha sido hollado por nosotros, que nos hemos limitado a recoger los conflictos de la Colombia taurina y de ahí la adecuada titulación de las informaciones- sino donde aquellos se produjeron. Carteles, pegatinas y octavillas han podido verse a millares estos días por las calles de Bogotá, con acusaciones muy graves a Escol y a algunos de los hermanos Lozano en concreto. Manifestaciones de toreros, con pancartas y gritos, han sido cotidianas. Cerca de medio centenar de ellos fueron detenidos. Varios se declararon en huelga de hambre. Cuatro tuvieron que ser hospitalizados por grave inanición. Nuestras últimas noticias son que podría empezar la distensión, porque José Luis Lozano, en reunión a la que asistió el viernes último en la alcaldia, ha prometido hará por cumplir lo establecido en contrato.

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