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La policía italiana crea su sindicato

En un hotel romano de Parioli, el barrio serrano de la capital italiana, ha nacido estos días el sindicato de la policía. El ministro del Interior, Francesco Cossiga, no asistió a las reuniones constitutivas, pero envió un telegrama. Concurrió, sin embargo -y habló-, el comandante de la Academia de Seguridad Pública de Roma, general Fersani.

Los asistentes al acto fundacional fueron unos quinientos delegados de todo el país. El Sindicato de Trabajadores de la Policía nace bajo el padrinazgo y la guía tutelar de la Federación Síndical Unitaria, en la que se agrupan todos los sindicatos de las fuerzas democráticas, desde los comunistas hasta los republicanos y democristianos. Por ahora, el nuevo sindicato cuenta con la adhesión de casi el 90% de los dependientes de la seguridad pública, el más alto porcentaje de sindicalización que registra una categoría sindical en Italia, según observó con satisfacción el secretario de la Federación, el comunista Luciano Lama.¿Podrá o no podrá hacer huelga un policía? Esta ha sido la gran pregunta planteada durante las discusiones que sobre un sindicato de policía se han registrado desde que en 1974 se celebró en el hotel Hilton el primer debate, hasta el de Empoli, en 1975, y el acuerdo final organizativo del año pasado, en Roma.

El secretario de la Unión Italiana de Trabajadores, en la que predominan los republicanos, los socialistas y los socialdemocráticos, Vittorio Pagani, es partidario de que se llegue a una reglamentación en que se ponga de relieve la renuncia que el policía hace a un derecho fundamental, reconocido por la Constitución, como es el de la huelga, Luciano Lama ha irisistido en que es más importante que otros, y no la policía, hagan paros por ellos. Lama ha dicho también, que importa no crear un sindicato sólo de guardias, sino de mandos. El concepto de disciplina -sostiene- no es contrario a la democracia, sino su condición.

Al margen de estas precisiones, todos están de acuerdo en desmilitarizar la policía, que por motivos excepcionales militarizó en el país el general Badoglio después de la caída del fascismo. Se han exigido reglas iguales para todos y, sobre todo, el principio de claridad ante el país. La diversidad del sindicato, provenga de una ley o del estatuto del Cuerpo, toca más el modo de ser de la policía que su capacidad de protesta por problemas de trabajo.

Se espera que el Gobierno presente al Parlamento su reforma de la policía este mismo mes de febrero, y con vistas a ello el ministro Cossiga acaba de celebrar una reunión con la Democracia Cristiana, en la que se ha tratado también del terrorismo, las cárceles y de una posible coordinación de fuerzas de seguridad pública y carabinieros (que equivale a la Guardia Civil española), que permita una unidad de directrices y de responsabilidad política.

El concepto alude, evidentemente, a un problema muy vivo estos dias en Italia, como es el del secreto político militar. Se encuentra apenas en sus comienzos, en Catanzaro, el proceso por la matanza de plaza Fontana, de Milán, que costó la vida a dieciseis personas, y el 30 de mayo próximo comenzará el relativo al presunto golpe, de Estado del príncipe Borghese y el ex embajador Edgardo Sogno. El Tribunal Supremo de Garantías Constitucionales ha dispuesto que un juez puede pedir informaciones secretas al ejecutivo pero decidirá antes de abril si el secreto político militar es constitucional o si los funcionarios del Estado pueden negarse a dar tales informaciones.

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