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Quince mil personas asistieron al entierro de Holgado en Salamanca

Con una asistencia cercana a las 15.000 personas, se celebraron en Salamanca las exequias fúnebres de Serafín Holgado, la última de las víctimas en el atentado contra el bufete de la calle de Atocha.En el funeral, celebrado en la catedral vieja, figuraron en lugar destacado el rector de la Universidad y los decanos de todas las facultades, así como el señor Esperabé de Arteaga. También asistieron José Sandoval, miembro del comité ejecutivo del Partido Comunista de España, y Anselmo Hoyos, del comité central.

El miércoles, tras el traslado de los restos del joven a Salamanca, éstos fueron velados en la capilla universitaria durante toda la noche por diversas agrupaciones ciudadanas, partidos políticos, autoridades académicas, abogados y algunos concejales, alternativamente, en un clima de gran serenidad. Mientras tanto, en el claustro del edificio se recogieron unas 5.000 firmas condenando el suceso y solicitando un día de luto para Salamanca. Entre ellas, figuraban las del obispo de la diócesis, alcalde de la ciudad, rector de la Universidad, presidente de la Audiencia y otras personalidades.

A las 11,45 de la mañana de ayer, el féretro pasó a la catedral acompañado de más de una treintena de coronas de flores a hombros de militantes del Partido Comunista de España -que llevaban además de un brazalete negro, uno rojo- y algunos amigos.

En el exterior del templo se encontraban esperando y en total silencio un número incalculable de personas con claveles rojos que, una vez finalizado el acto, dejaron paso respetuosamente, ayudado por un cordón formado por el servicio interior de orden.

El cadáver fue trasladado en hombros a través de la zona antigua de la ciudad hasta el palacio de Monterrey, donde fue recogido por un coche fúnebre que lo llevaría hasta el cementerio en medio del séquito, circulando a marcha lenta.

En ningún momento se produjeron incidentes ni se rompió el silencio. Las fuerzas de orden público no hicieron acto de presencia y el servicio policial pasó desapercibido.

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El multitudinario cortejo llegó al cementerio, ante el cual José Sandoval, como representante del Partido Comunista de España, y un estudiante dirían unas palabras. Puño en alto se cantó posteriormente La Internacional

Una vez enterrado el féretro en el panteón familiar los asistentes abandonaron el cementerio.

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