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Comercio encarga una encuesta para la revisión de horarios comerciales

Una encuesta, que recoja las opiniones de empresarios, trabajadores y consumidores sobre el horario comercial, será el principal documento de trabajo para una discusión sobre la revisión de lo dispuesto en el decreto de 9 de enero de 1976, solicitada por las Cámaras de Comercio y la Federación Nacional de Comercio, que agrupa a empresarios y trabajadores del sector, excluidos los grandes almacenes.

La encuesta, cuyo cuestionario ha sido ya elaborado por el Instituto Nacional del Consumo, ha sido encargada por la Subsecretaría de Mercado Interior del Ministerio de Comercio y será realizada por el Instituto de la Opinión Pública, dependiente de la Presidencia del Gobierno, aunque este último extremo no será decidido oficialmente hasta dentro de dos o tres días. La encuesta será aplicada por sectores y demarcaciones geográficas.El citado decreto establecía la libertad de todos los establecimientos comerciales para fijar sus horarios de apertura y cierre, dentro de unas limitaciones que fijaban en 44 y sesenta horas semanales, respectivamente, el tiempo mínimo y máximo en que deberían permanecer abiertos al público Asimismo, se fijaban unos horarios coincidentes -diez a una, por las mañanas, y cinco a siete, por las tardes- y se facultaba a las empresas a cerrar sus establecimientos los sábados por la tarde. La norma establecía en su parte final la posibilidad de ser revisada al cabo de un año, si la experiencia así lo aconsejaba.

Las Cámaras de Comercio y la Federación Nacional de Comercio solicitaron en los primeros días de este año la revisión de los actuales horarios comerciales, en base a tres condiciones fundamentales: no superar las 54 horas semanales; fijar horarios por gremios de actividad, y tener en cuenta las particularidades geográficas a la hora de establecer los nuevos criterios. Cámaras y federación se habían opuesto a los actuales horarios desde el mismo instante de su entrada en vigor, por considerar que lesionaban gravemente sus intereses, tanto empresariales como laborales; de hecho, muchos convenios negociados en el sector fijan semanas laborales inferiores a las que señala el decreto.

Postura de grandes almacenes

El único grupo que se muestra totalmente de acuerdo con los horarios actuales es el de los grandes almacenes, que consideran satisfactoria la experiencia de los doce meses de aplicación y rechazan los razonamientos de los pequeños y medianos comerciantes, insistiendo en que su aplicación ha sido positiva, incluso para los que protestan. Por todo ello, entienden que no ha lugar a un replanteamiento del tema y, mucho menos, a una revisión de los horarios.Los consumidores, en su frágil estructura organizativa, también se han pronunciado, a través de una encuesta realizada por encargó de su federación nacional, a los seis meses de vigencia de la normativa. Según los resultados obtenidos, la mayoría se inclinan favorablemente por el horario prolongado hasta las nueve de la noche y se muestran contrarios al cierre de los sábados por la tarde.

En el fondo de todo se esconde una guerra de intereses de los pequeños y medianos comerciantes, frente a los grandes almacenes y recién estrenados hipermercados. Los trabajadores, por su parte, pretenden obtener un escrupuloso respeto de sus logros laborales y se oponen a cualquier horario que los lesione. Los consumidores, con las dificultades tradicionales para que su voz sea atendida, se quejan de las dificultades que entraña la coincidencia de sus horarios de trabajo con los de apertura de los establecimientos comerciales. También solicitan sean tenidas en cuenta las complejas circunstancias de transporte y desplazamientos en las grandes urbes. En todos estos puntos, coinciden también las asociaciones de amas de casa, de vecinos, de barrios, etc. El aspecto laboral podría, a juicio de los empresarios, solventarse si el Ministerio de Trabajo autorizara la contratación de personal por horas, para cubrir los tiempos de apertura que excedieran de la jornada laboral de sus trabajadores, sobre todo en lo que se refiere al descanso semanal de media jornada. No obstante, a nadie escapa que esta posibilidad daría lugar a todo tipo de irregularidades, ya que las empresas podrían adoptar este sistema para eludir pagos de Seguridad Social, contratos de personal, etc.

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