La publicidad de los juguetes bélicos
Toda propaganda tiene la intención de que se adquiera el objeto expuesto de forma que se nos interiorice y lo veamos como imprescindible: es el esquema ya clásico de la sociedad de consumo.Haciendo propaganda sobre el juguete bélico se interioriza -más aún en el cerebro todavía poco lleno del niño- que «la bala» y todo aquello que destroza un cuerpo no es más que el juego de «matar y morir» en el sentido de «competir haciendo desaparecer», más que el de observar el sufrimiento (ya que no se anuncian las caras de dolor consecutivas a la herida), cosa que al niño le permite difuminar los personajes de su vida que le frustran de una manera socialmente aceptada: competitivamente.
Si bien la agresividad es necesaria para la autoafirmación de uno en la vida (el problema de los niños sobreprotegidos por los padres es, en verdad, grande), existen otros cauces más productivos para descargarla, evitando así los posibles sentimientos de odio a los que no poseen sus mismas ideas o que simplemente molestan en su camíno a alcanzar su objeto-meta. En algunos lugares a los niños se les da herramientas para despiezar una serie de chatarra inservible y con eso encauzar la agresividad y al mismo tiempo desarrollarle la imaginación al construir con ellas otras cosas. Habría de ser labor de todos el crear otros métodos que entren en el contexto de «salud mental».
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