El caso De Broglie permanece abierto
Doce días después, a pesar de que el ministro del Interior, Michel Poniatowski, se precipitó anunciando que habían sido detenidas todas las personas implicadas en el asesinato del diputado giscardiano Jean de Broglie, la opinión francesa sigue preguntándose por el cerebro de la operación y por los móviles que lo empujaron. Con el año ha entrado en juego la Justicia, que se espera pondrá en evidencia el resbalón del ministro jefe de la policía. De Gaulle tuvo su «affaire» Ben Barka. Pompidou cargó con el suyo, de nombre Aranda. Giscard ya se asimila al «affaire» de Broglie, cuyas consecuencias políticas, de confirmarse las presunciones inquietantes que inspira, no dejarían de sensibilizar la opinión en la etapa electoral que se avecina.Algunos datos del caso se han revelado ciertos: que el gatillo de la pistola fue apretado por un hombre a sueldo, Gerard Freche; que el organizador del comando fue el inspector de policía Simone, y que de Broglie había sido fiador, ante la banca, de un préstamo de cincuenta millones de pesetas para sus dos consejeros y asociados, De Varga y Ribemont.
Por otra parte, Simone afirma ahora que, por encima de los dos «consejeros» de Broglie, había otro cerebro. A su vez, la viuda del príncipe, la hija de De Varga, casada por su parte con Ribemont, así como sus abogados respectivos, han anunciado aclaraciones para esta misma semana, con el fin de demostrar lo absurdo de la lógica del ministro del Interior.
El miércoles de la semana pasada, Poniatowski, ante la prensa, dio el asunto por resuelto: De Varga y Ribemont, explicó, para liberarse de pagar la deuda, que sería devuelta por un seguro de vida que había exigido el banco, hablan encargado a Simone el asesinato del príncipe, su fiador. El policía «marrón», Simone, abundó en este sentido con sus declaraciones, confirmando también que él habla reclutado al presunto ejecutante, Freche, y a dos personas más. Estos cuatro últimos, tras sus confesiones, fueron inculpados por el juez de instrucción. De Varga también fue acusado por complicidad en homicidio voluntario.
Según Pascale de Varga, colaboradora de su padre, existe un documento según el cual, aquél y Ribemont seguirían pagando la deuda en caso de fallecimiento de su fiador, el príncipe de Broglie. El seguro de vida, además, sólo cubría una tercera parte larga del préstamo. Si esto se confirmara, el móvil del crimen alegado por las autoridades de la policía desaparecería.
Fue un ministro actual quien, el otro día, confió a un periodista: «Poniatowski, con su "patinazo", no ha pretendido más que proteger al máximo a su amigo, el presidente Giscard. Pero quizá haya exagerado. » El pasado del policía Simone no sería menos intrigante: ante el juez dejó entender que ha colaborado en actividades gubernamentales. Sus antecedentes son turbios y su «dossier» estaba en manos de la IGS (Policía de la Policía), pero nadie se habla atrevido a ponerle la mano encima, porque se le suponía protegido.
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