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La OTAN concluye el año con optimismo

Los quince países miembros de la OTAN terminan su balance anual con una nota de optimismo: se logra evitar, por el momento, la presencia de eurocomunistas en el seno de la Alianza, continúa, mal que bien, el diálogo con el Este en sus frentes político y militar, y se espera con interés la llegada de la nueva Administración Carter en Washington. A nivel interno, 1976 habrá servido para apaciguar las diferencias entre dos Estados miembros de la OTAN, Grecia y Turquía, al borde del enfrentamiento militar en el verano de 1974, por la crisis chipriota, continuaron sus disputas en 1975 y 1976.

Para su flanco mediterráneo, entre los proyectos de la OTAN figura la posible incorporación de España. Las presiones de Estados Unidos, la visita de una delegación político-militar española a las instalaciones de la OTAN y las declaraciones ministeriales en la última sesión de diciembre prometen que 1977 será el año de España en la Alianza.

Los temores del eurocomunismo en la OTAN

Políticamente, el momento más interesante de la OTAN en el año que termina, se vivió en primavera, ante la perspectiva de elecciones generales en Italia.El temor de una llegada de los comunistas de Berlinguer al poder hizo correr mucha tinta en la gran prensa internacional.

En su consejo ministerial de mayo en Oslo, los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de la OTAN se abstuvieron de todo comentario, oficial, ante las elecciones italianas.

A nivel de expertos militares en Bruselas, recordaron que el problema de ministros comunistas en el seno de sus consejos, tenía solución gracias al sistema de clasificación de informaciones confidenciales. En materia de estrategia nuclear, por ejemplo, los países aliados tienen muy poco que decir. El paraguas atómico, que protege Europa occidental de un hipotético ataque soviético, lo controla Washington.

Precisaron, también que Portugal tuvo ministros comunistas y no por ello dejaron de participar.

La polémica, lejos de quedar zanjada, puede volver sobre el tapete. ¿Qué pasará si hay nuevas elecciones en Italia o sien 1978, la Unión de la Izquierda, entre socialistas y comunistas, llega al poder en Francia?

Los medios diplomáticos atlánticos con sede en Bruselas prefieren evitar ese tipo de preguntas. Hay -dicen- que funcionar sobre hechos concretos y no a base de hipótesis.

Se recuerda que el propio líder del PCI, Enrico Berlinguer, no consideró incompatible la continuidad de Italia en la OTAN, en caso de la llegada de los eurocomunistas al poder.

La postura del presidente Carter ante el fenómeno eurocomunista también parece menos intransigente que la de su predecesor Ford, quizás porque no tiene que pronunciarse en caliente.

Preparando la cita de Belgrado para la CSCE

En 1976, la OTAN y el Pacto de Varsovia han continuado sus esfuerzos y su guerra psicológica en pro de la distensión entre el Este y el Oeste. Los dos grandes foros de negociaciones militares (Salt II, en Ginebra, sobre control de armas estratégicas y MBRI, en Viena, para una reducción mutua y equilibrada de fuerzas en Europa central). se complementan con el diálogo político iniciado en julio en 1975, con la firma del acta final de la CSCE (Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea).En el verano de 1977, los 35 países firmantes de la CSCE -España entre ellos- acudirán a Belgrado para pasar revista a los resultados de los tres capítulos principales del acta final de Helsinki: la distensión y la seguridad, el incremento de las libertades fundamentales y la cooperación Este-Oeste.

Belgrado puede también ser centro de polémica, entre el Este y el Oeste, a propósito de la extensión de los actuales bloques militares. Moscú lanzó ya una primera advertencia a la OTAN, ante la posibilidad de ampliación, con la entrada de España. La OTAN rechaza la intimidación y Kissinger, en su última conferencia de prensa, dijo con humor, que la URSS puede pedir la entrada de Albania en el Pacto de Varsovia. ¿Y si dejan a Albania tranquila pero se interesan por Yugoslavia?

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