Posibles irregularidades administrativas en el Ayuntamiento de Salamanca
El ingeniero del Ayuntamiento de Salamanca Francisco Lana presentó, el pasado jueves su pliego de descargos contra la resolución del juez instructor municipal que habla suspendido provisionalmente -suspensión de empleo y retención de la cuarta parte del sueldo- al mencionado funcionario.
Mientras el expediente administrativo abierto a éste -tras una investigación sobre ciertas irregularidades en la certificación de varias obras- podría demostrar la desaparición de más de seis millones de pesetas, el abogado del señor Lana ha declarado a EL PAIS que «no se ha llevado un duro, y estoy seguro, porque puedo probarlo».A tal fin tienden los 35 folios más diversos anexos presentados en el Ayuntamiento por el ingeniero. En cualquier caso todo parece indicar que el municipio salmantino se encuentra abocado a un destape de irregularidades burocráticas y administrativas.
El juez instructor nombrado por el alcalde -el interventor de fondos- señaló en su pliego de cargos la posibilidad de que concurrieran hechos constitutivos de fraude en la actuación del ingeniero municipal: la urbanización, de algunas calles de Salamanca habría sido certificada sobre materiales no utilizados o de inferior calidad y precio a los realmente empleados. Sin embargo, el juzgado dé instrucción en el que se instruyen las diligencias, correspondientes; no ha concluido todavía el sumario. Por su parte el pliego de descargos presentados por el ingeniero del Ayuntamiento salmantino aduce pruebas según las cuales no sólo no habría existido fraude, sino que el total de las certificaciones de obras por él firmadas resultaría inferior al costo de los materiales empleados en ellas. En la compensación de unas cantidades y otras -obras certificadas por bajo de su precio real- estriba el principal argumento esgrimido para defender la integridad del acusado. El abogado del señor Lana declaró a EL PAIS que el alcalde y el interventor habían obligado al ingeniero -como fácilmente podría demostrar- a firmar unas certificaciones de obras realizadas por un constructor gracias a un sistema mucho más próximo a la adjudicación directa que al concurso público reglamentario.
Cabeza de turco
El asunto de las posibles irregularidades surgió en una reunión de la comisión de aguas. A raíz de una avería pudo comprobarse la existencia de tuberías de cibrocemento en una calle en la que se habían certificado tuberías de plomo. Aunque el propio ingeniero, previamente advertido, no concedió importancia al trueque -por ello se negó a rectificar la certificación-, el presidente de la comisión -primer teniente de alcalde, y en aquellos momentos alcalde en funciones- decidió abrir una investigación sobre eLingeñiero. Se nombró una comisión integrada por el ayudante de obras públicas y el perito industrial del Ayuntamiento. Cuando ya se habían revisado dos calles y se especulaba con la desaparición de algunos millones de pesetas, el concejal Rafael González Cobos manifestó a los medios informativos locales la necesidad de investilar a fondo la labor de todos los funcionarios y departamentos municipales para evitar cualquier discriminación en perjuicio de uno solo de ellos. De este modo el tema se hizo público y reversible.No obstante, el alcalde personalmente y el pleno municipal se opusieron tajantemente a una investigación total, pese a que según varias personas consultadas, otros departamentos se encontrarían no menos inmersos en irregularidades administrativas o burocráticas. Un funcionario municipal ha manifestado a EL PAIS que «de llevarse a cabo tal investigación, la mayoría de las secciones podrían correr idéntica suerte a la del ingeniero» Por su parte, el abogado de éste afirmaba rotundamente que en el Ayuntamiento de Salamanca existen asuntos mucho más graves. Aunque todo hace pensar que el pliego de descargos presentado por el ingeniero puede tratar algunos temas de esta índole -para justificar la práctica habitual de cierta irregularidades-, el señor Lana y su representante se han negado a explicitar más datos.
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