"El corazón de la luz", un nuevo modo de rodar
"Vamos desarrollando el tema a la vez que se filma", dicen los autores
En estos días comenzó el rodaje de la segunda fase de El corazón de la luz, primer largometraje de Emilio Martínez-Lázaro, en el que intervienen en sus principales papeles Gracia Querejeta, Miriam de Maeztu y el sociólogo marxista Ignacio Fernández de Castro.
«Trabajamos de una forma peculiar. Se escribe el guión y se rueda, lo que ocurre en este caso es que el guión no está terminado antes de comenzar el rodaje. Rodamos una primera fase de cinco semanas y ahora se comienza una segunda de tres. En la pausa hemos modificado la importancia de determinados personajes, alargando su papel o acortándolo, según los casos. Los cambios no sólo atañen a los personajes, sino también al propio argumento.»-¿En función de qué se cambia la historia?
-Bueno, surjen en base a lo que hemos visto de proyección. Las partes más atractivas de lo que que se narra lo hemos ampliado.
-Por el sistema de rodaje, ¿se puede hablar de la película como si fuera un diario personal cinematográfico?
-No, no. Un diario está escrito siempre en primera persona y esto, de momento, no va por ahí, aunque puede llegar a serlo. Quizá lo más notable del proyecto es que realmente no sabemos todavía en que va a quedar. Volviendo a lo del diario creo que en el cine sólo se podría expresar utilizando determinados trucos -voz en off por ejemplo- y en la película eso no se utilizará. Este tipo de trabajo se asemeja más al de un novelista tradicional que al de un director o guionista de cine. Sabemos unas cuantas cosas y las vamos desarrollando a la vez que se filma.
Emilio Martínez-Lázaro realizó dos cortometrajes, El camino del cielo y Amo mi cama rica. Un sketch de la película Pastel de sangre y tres programas de la serie Los libros para RTVE.
«La idea de la película surgió a partir de un proyecto tradicional mío, es decir, un boceto de guión con principio y fin. De aquel proyecto nos quedamos sólo con el personaje principal -Max- que interpreta Ignacio Fernández de Castro y a partir de él elaboramos unas cuantas hipótesis vitales, en las cuales se podía desenvolver (circunstancias familiares, sociales, etcétera).