Ciudadanos de primera y de segunda
LOS INCIDENTES producidos en el funeral celebrado ayer en memoria del almirante Carrero Blanco llevan a la conclusión de que en nuestro país no todos los ciudadanos pertenecen a la misma raza. Mientras unos son apaleados en la calle o detenidos por repartir propaganda convocando a una huelga pacífica o defendiendo la abstención en el referéndum, otros pueden insultar con toda impunidad o Incluso tratan de golpear al presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, que es, nada más y nada menos, que la segunda autoridad del Estado, precedida sólo por el Rey. Cuando se devolverá a esa raza inferior la coalición plena de ciudadanos? Y cuándo se pondrá fin a las fechorías de esos distinguidos «caballeros del Sur» que asesinan en Montejurra, incendian librerías, apalean a indefensos y viandantes en el País Vasco, o insultan y vejan a los titulares de las más elevadas magistraturas? La permanente sensación de que todavía existen dos medidas en este país a la hora de aplicar la autoridad no se conrresponde con la imagen de un Estado de derecho.
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