Luis Cuerpo,
secretario permanente del Consejo Hispano-Norteamericano de los Tratados con USA, tenía su despacho en un bajo del palacio de Santa Cruz -sede del Ministerio de Asuntos Exteriores- hasta que, hace poco, el suelo se hundió literalmente a sus pies: el lujoso despacho, acondicionado en uno de los viejos ergátulos de la cárcel de Corte -que eso fue en otro tiempo el palacio- se vino abajo estrepitosamente. Razón: las aguas subterráneas que corren por los cimientos del edificio y que han corroído la estructura oculta, con peligro de que toda la fábrica se derrumbe algún día, como ha pasado ahora con el despacho del señor Cuervo.
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